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por:
www.raizteatro.com
Normalmente,
no suelo firmar lo que escribo con todas las profesiones
a las que me dedico, porque entiendo perfectamente que puede resultar
confuso para el lector. Sé que tanta variedad incluso puede dar la
impresión de indecisión o falta de seriedad; pero la verdad es que
soy un ser insaciable, entonces parte de mi naturaleza es andar
recorriendo múltiples caminos para aprender
cosas nuevas, compartir
con gente diferente y enriquecer mi vida con distintas perspectivas.
Hace
unos días le comenté a un amigo que, en determinado momento, pensé
que nunca más daría clases ni haría teología. Sin embargo, estos
últimos meses se encargaron de demostrarme lo contrario (porque, por
diversas circunstancias de la vida, regresé al ámbito educativo por
un tiempo). Y la experiencia ha sido muy enriquecedora, pues me ayudó
a recordar cuánto me apasionan ambas actividades. Pero es curioso,
pues ahora tengo claro que esos rumbos ya no son mi camino. Puedo
visitarlos de vez en cuando; los disfruto y me llenan mucho, pero
ahora mi rumbo es otro.
Algo
bastante similar me sucede con el teatro:
es un camino que no es mi camino,
pero me encanta visitarlo porque me ayuda a crecer
como persona. Me ha sucedido muchas veces que, al ver cuánto
disfruto el mundo del teatro, hay quienes me preguntan: ¿y usted
qué? ¿Cuándo se va a animar a actuar? Sinceramente actuar no es
para nada algo a lo que aspire, porque no es mi camino, pero sí me
encanta visitar el mundo del teatro de vez en cuando. Y la razón por
la que tanto me gusta visitarlo es la que escogí como título de
este texto: el teatro es un excelente camino de reflexión.
Todas
las obras que Raíz Teatro
nos ha ofrecido a lo largo de los años son eso: oportunidades
privilegiadas para reflexionar. Hay personas que prefieren el teatro
de comedia porque buscan el teatro sólo cuando tienen ganas de reír
(y es un deseo totalmente válido), pero Raíz Teatro siempre busca
algo más. No es que el humor no esté presente en sus creaciones
(porque más bien se caracterizan por un humor
muy fino),
pero incluso las risas
tienen el propósito de invitar a la reflexión. Y, como he dicho en
otras ocasiones, colaborar en Raíz Teatro me ha permitido ver
reacciones muy diversas en el público: no sólo risas, sino también
llanto, satisfacción, confusión, alegría, angustia y paz, entre
otras. Pero todas buscan eso: hacernos reflexionar.
Cuando
pensé en este texto, mi idea original era describir brevemente
algunas de las reflexiones concretas que habían pasado por mi mente
al ver distintas obras de Raíz Teatro. Sin embargo, eso requeriría
un texto mucho más extenso del que este pretender ser. Y, además,
prefiero no predisponerlos con mis reflexiones; me gustaría más que
ustedes hagan las suyas propias cada vez que visiten el fascinante
camino del teatro.
Lo
que sí quiero decir es que espero con ansias la nueva producción de
Raíz Teatro acerca del tema de la muerte.
No conozco el título ni tampoco me he podido involucrar mucho en su
proceso
de preparación (justamente porque este año me tocó vivir el
proceso de enfermedad y muerte de mi papá, entonces hace unos meses
ese era un tema del que no tenía muchas ganas de hablar).
Mi
papá
y yo éramos muy unidos; él siempre me apoyó de manera
incondicional y teníamos muchos gustos en común, por lo que
disfrutábamos al máximo cada momento que pasábamos juntos. Lo
extraño mucho y me ha costado mucho acostumbrarme a vivir sin él,
pero lo que más me llena el corazón es que él siempre me motivó a
tener esperanza,
aún en medio de los momentos más difíciles. De hecho, desde hace
meses quería hacerme un tatuaje
en honor de mi papá; en honor de lo unidos que siempre fuimos y de
esa esperanza que siempre me inculcó. Y La Niña Pájaro (la pueden
encontrar en Facebook con ese nombre) me ayudó a materializar este
tatuaje tan hermoso (foto de este artículo).
Originalmente,
yo había pensado poner un sol dentro de la silueta del corazón para
simbolizar la esperanza, pero la tatuadora me sugirió esa flor y me
encantó la idea: las plantas son una bella expresión de vida,
crecimiento y esperanza.
En
fin, les cuento todo esto porque me da la impresión de que la
próxima producción de Raíz Teatro abordará el tema de la muerte
desde esa perspectiva: el agradecimiento infinito por los momentos
compartidos con nuestros seres queridos y la esperanza de que ni
siquiera la muerte es capaz de borrar la huella de amor que han
dejado en nuestros corazones. Para algunos, la incógnita principal
en este tema es si hay o no una vida distinta después de la muerte.
Ese es un tema que sería interesante discutir teológicamente, pero
tampoco me alcanza la extensión de este escrito para desarrollarlo
en este momento. Para mí, lo principal es que esas personas que
amamos siguen presentes en nuestra vida en la medida en que su
recuerdo nos impulse a practicar ciertos valores, ser solidarios y
enfrentar los obstáculos de la vida con la mirada siempre hacia
adelante.
Por
todo lo anterior, aunque no sé cuándo volveremos a ver en escena a
Raíz Teatro, desde ya los invito a estar pendientes de su próxima
producción. Les aseguro que será un provechoso camino de reflexión.
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