miércoles, 24 de abril de 2019

CUANDO EL ARTE CALLA, CALLA LA VIDA…




En tiempos de altas velocidades y de violencias promocionadas escuchar es un sentido que se ha olvidado poner en ejercicio. La comunicación a través de discursos se diluye en el desierto de la indiferencia. Cuando parece nadie querer escuchar, pasa un artista y nos devuelve la esperanza. Va por el mundo comunicando novedad, utilizando palabras cuando es necesario. Dejando salir desde dentro lo que es, la potencialidad que desborda su existencia y estimulando a la vida que le rodea a recuperar las facultadas creadoras y trasformadoras atrofiadas por la rutina y el desuso.

Ir por el mundo y comunicar buenas noticias es una tarea muy retadora, muchos sordos en la vereda del camino, y cuando nadie parece escuchar, viene un momento de lucidez “Eureka” y el sabio les habla con arte. Se expresa e invita a los demás a expresarse, a manifestar lo que le pasa, lo que le pasa al otro y nos pasa a muchos como sociedad.

Desde las desesperanzadas calles de Comayagüela, Honduras, la luz se abre paso a través del arte como la música y el teatro. Jóvenes de la Iglesia acompañados por la espiritualidad franciscana, la fuerza de aquel hombre pequeño por fuera pero grande desde adentro, que inspira a ser testigos del Evangelio manifestando lo que son y esperan. Los espacios de expresión artística muestran un camino desde los instantes de claridad y certezas que invitan a construir un mundo nuevo. Es por ello que ante el fracaso de los esfuerzos institucionales en favor de la justicia y la equidad social se hace más urgente ser más creativo. Como el Santo de Asís, ante un mundo aturdido que adormece, San Francisco les habla con arte; expresa su riqueza interior a través de poemas, escenificaciones, canciones y pinturas. Expresiones que humanizan lo deshumanizado, y comunican en un entorno hostil donde lo irracional se impone y la palabra es silenciada.

Gracias Raíz Teatro por ser parte de los que plantean un estilo de vida diferente no solo desde la perspectiva del espectáculo, más que eso, desde la óptica del estímulo de la creatividad. Llamar a la imaginación que iluminen otros procesos tan complejos en la sociedad como la espiritualidad, la democracia y la paz.


Fray Jorge Edgardo Barillas Rodríguez OFMConv.

Vicario de la Parroquial San Maximiliano Kolbe.

Colonia San Francisco, Comayagüela, Honduras.

miércoles, 17 de abril de 2019

Lo franciscano en Raíz Teatro


Soy franciscana. Por opción y convicción. A los pocos años de salir del colegio conocí a San Francisco de Asís y me cautivó su carisma, su forma de ser, su esencia. Lo conocí a través de los Frailes Menores Conventuales.

Hace 20 años tuve la maravillosa oportunidad de vivir varios días en la tierra del Poverello – como le llamaban a Francisco -; Asís, Italia. Recuerdo perfectamente la sensación que tuve cuando leí: “Ciudad gemela de Belén”, a la entrada de aquel pueblo. Y recuerdo aún más mi sensación de éxtasis cuando bajé las gradas de la Basílica Inferior de San Francisco y llegué a su tumba. Ahí, estaban sus restos. Los restos del santo alegre, del santo pobre, del santo amigo de los pequeños, del santo irreverente, del santo controversial, el santo de la fraternidad. Hablando de fraternidad, algo que también me estremeció el corazón fue que alrededor de su tumba, estaban las tumbas de sus mejores amigos, de sus hermanos frailes más cercanos.

San Francisco de Asís es un santo loco, sencillo, alegre y artista. Cada vez que estudiaba más y más su vida, sus escritos; me daba cuenta de la alegría del Evangelio y de la importancia/fortaleza de la fraternidad. Francisco no pretendía ni llegar a ser santo, ni formar una comunidad, ni que lo recordaran por siempre jamás; pero en medio de sus actos se fue ganando todo esto.

Muchas veces, es (mal) referenciado como “el santo que le habla a los animales”. A pesar de que nunca habló con los animales sí tenía especial amor por todas las criaturas; especialmente las más pequeñas. Todas las criaturas eran imagen y reflejo del Buen Dios, quizá por eso se acercaba tanto a los animales, a la naturaleza y a las personas más desprotegidas de su época.

Poeta, cantante, actor, escultor y quizá hasta pintor. Francisco siempre pretendía demostrar el amor y la alegría del Evangelio en todo lo que hacía. Creaba y recitaba textos hermosos, textos de alabanza, de agradecimiento, de repudio, de crítica social. Cantaba por las calles, solo (por eso el apodo “el loco de Asís”), le encantaba cantar (aunque lo hiciera mal). Actor innato, él hacía mucho más de lo que decía. No era un predicador, pero sí un actor. Le encantaba representar las emociones y situaciones del momento, por ejemplo:
  • Despojo ante su padre. Ante el Obispo y su padre, Pedro Bernardone, se desnuda cuando decide dejar la casa de su padre. Se desnuda frente a ellos y frente a todo el pueblo y dijo: de ahora en adelante solamente llamaré Padre al que está en el cielo. Gran actitud, no solo de rebeldía sino de valentía: decidió dejar sus comodidades para entregarse a lo esencial.
  • La Navidad en Greccio. Para celebrar la Nuchebuena recrea el nacimiento de Jesús. Sí, hace toda la producción: escenografía, actores, luces, texto. De hecho, aquí nació la tradición de hacer pesebres.
  • Los ladrones y el violín. Para alejar a unos ladrones que se acercaban a él, agarró dos ramas secas e hizo el ademán de tocarlas cual violín y cantaba. Los ladrones, ni se le acercaron.
¿Cómo no ser franciscana?
Si por opción y convicción amo e intento vivir ese carisma día a día. Ergo, se refleja en todo lo que hago.
¿Cómo no ser franciscana?
Si en Raíz Teatro vivo la fraternidad. Si en Raíz Teatro también vivo el Evangelio. Un Evangelio vivo que nos invita a pensar en los demás, que nos invita a ser solidarios, críticos de nuestra sociedad, alegres, artistas, personas agradecidas.

Dentro de los valores de nuestra compañía Raíz Teatro está La Fraternidad. Porque sí, como directora general, me doy a la tarea de que todos reconozcamos lo importante de sentir el valor y la necesidad de contar con el otro/a para nuestro quehacer. Además de generar un ambiente fraterno para creer, crear y crecer como profesionales y como hermanos.

Sí, el franciscanismo se vive en Raíz Teatro. No pretendo adoctrinar; pero la experiencia me ha demostrado que con mi fe, mis acciones y mis amigos franciscanos; quienes se han vinculado a Raíz Teatro por primera vez, terminan conociendo a San Francisco y sobretodo, a una iglesia humana, alegre y de acción.


Además, el lugar donde ensayamos, el cual es nuestra casa desde hace 10 años; es franciscano. Es una de las casas de los Frailes Menores Conventuales.

¡Quiero una Compañía Raíz Teatro alegre, fraterna, solidaria, agradecida, apasionada, honesta, responsable y que respete a todos los seres vivos, como lo hizo San Francisco de Asís, como vivió el Evangelio en su día a día!


Katherine LaPey Peytrequín Gómez
Directora general y artística Raíz Teatro



miércoles, 10 de abril de 2019

Raíz, por favor, no pares de crear arte


Era el año 2003, cuando conocí a Katherine Peytrequín. Mi profesor de confirma no podía atender la lección de aquel día, por lo que le solicitó a otra persona que lo cubriera. Esa persona fue Kath.
Después de 16 años aún recuerdo esa clase, y quizás la razón es porque el método utilizado por Kath para enseñarnos fue muy distinto a los convencionales. Ella utilizó el arte. Sí, mediante una representación artística trabajamos en un tema muy interesante: ¿Dios existe?
El tiempo pasó, una hermosa amistad surgió, y desde entonces comencé a ser testigo de un gran proyecto que utiliza el arte para enseñar, comunicar, emprender, soñar, concientizar y mucho más. Ese proyecto nace el 12 de febrero de 2008, y se llama Raíz Teatro.
La Compañía Raíz Teatro está integrada por diferentes profesionales que se convierten en una amalgama de exquisita creación artística. Lo anterior lo afirmo como espectadora del trabajo de Raíz. Durante estos 10 años (ya pronto 11), he podido disfrutar de las obras de esta compañía teatral. Y pues para ser seguidora de las mismas durante tanto tiempo, es porque realmente admiro la calidad del trabajo realizado.
Mediante las obras de Raíz Teatro vivo emociones intensas, aprendo temas de interés social, disfruto del buen arte y… la paso MUY bien. Si usted no ha visto las obras de Raíz, le aseguro que además de disfrutar, podrá aprender de temas que casi no se hablan en nuestra sociedad, pero cuya sensibilización es necesaria. Su última creación, A Calzón Quita' o, es en definitiva un ejemplo de ello.
Agradezco a cada raicita por la promoción de espectáculos escénicos llenos de sentido, y a la vez les hago una petición: Raíz, por favor, no pares de crear arte.
Silvia Leal, espectadora de las obras de Raíz Teatro.



jueves, 4 de abril de 2019

Raíz Teatro: una explosión de novedad


Raíz Teatro: una explosión de novedad
María Laura Fernández

Si tengo que describir en una palabra lo que Raíz Teatro significa en mi vida, definitivamente escojo esta: NOVEDAD. El mundo del teatro nunca ha sido el contexto en el que me desenvuelvo diariamente. Soy teóloga y fui profesora por muchos años; ahora vendo seguros y estoy empezando un diplomado de imagenología médica. Nada que ver con teatro, ¿verdad? Pues resulta que, gracias a Raíz, el mundo del teatro es como un oasis donde puedo escaparme de vez en cuando a disfrutar una refrescante explosión de novedad.
Uno de los recuerdos cómicos que guardo con mucho cariño fue algo que pasó hace cuatro años: yo estaba viviendo una transición difícil (porque acababa de regresar después de haber vivido un tiempo en otro país) y fui al teatro con la intención de ver el estreno de “La Prudencia”. Pero sucedió que la persona encargada de las luces y el sonido no iba a poder llegar, entonces ¿adivinen quién terminó colaborando con eso? Sí… Yo… Alguien que nunca en su vida se había subido a la cabina de un teatro y que jamás había tocado una consola. No tienen idea de la sudada que me pegué mientras me explicaban cómo funcionaban los botones (unos minutos antes de la función). Hasta había que hacer que las luces parpadearan en algunos momentos para simular un juego de pólvora; fue de locos, pero lo disfruté demasiado. De hecho, hasta la fecha, una de las tareas en las que más me gusta involucrarme con Raíz es justamente todo lo relacionado con luces y sonido. Es indescriptible la adrenalina que se siente al saber que se acerca el momento en que uno debe “tirar” una de las pistas. Y me da risa, porque estoy casi segura de que, si varios días antes de ese estreno me hubieran propuesto ayudar con algo así, probablemente hubiera dicho que no (porque no tenía ni idea de cómo realizar ese trabajo). Por dicha las cosas surgieron así de improviso y pude experimentar algo nuevo en mi vida. Novedad
Otro aspecto totalmente nuevo para los que venimos de un mundo ajeno al teatro es el vocabulario. En todos los ámbitos donde uno se desenvuelva siempre van a existir términos y conceptos que son propios de ese contexto y que quizás resulten extraños para los que no están tan familiarizados con ese mundo específico. Una vez llegué a un ensayo y me recibieron con la indicación: “hoy no vamos a hacer pasada, sólo vamos a ver pies”. Para los actores eso es perfectamente entendible, pero en ese momento yo no sabía ni qué imaginarme. Por un instante, me dio risa imaginarme a todos los presentes quitándose los zapatos y las medias para que les revisaran los pies, pero estaba segura de que se trataba de algo diferente. Como ya muchos de ustedes saben, la indicación significaba que no iban a practicar todos los textos de la obra, sino que solamente repasarían las partes que iban justo antes de alguna pista de sonido o un cambio de luces. Experimenté esa misma confusión la primera vez que escuché otras expresiones como “hay que poner las gelatinas de las luces” (que son una especie de láminas que se colocan en los reflectores para lograr diferentes colores) o “vamos a hacer mierda”, que se refiere al mini-ritual que realizan todos los involucrados justo antes de una función; básicamente, se toman de las manos, se brindan apoyo mutuo y dicen varias veces la palabra “mierda” (como parte de la antigua tradición de que no conviene desearse “buena suerte” en el teatro; entonces, en su lugar, se utiliza esa expresión). Incluso es común escuchar que la gente del gremio se brinda buenos deseos diciendo “mucha mierda”, expresión que al parecer se deriva de las épocas en que la gente de los pueblos iba en caballo no sólo al teatro sino también a otras actividades como mercados y ferias (y obviamente, si la actividad era muy exitosa y concurrida, los animales dejaban mucho estiércol a su paso). En fin, el punto es que en el teatro también aprendo muchos conceptos y expresiones. Otra novedad
Finalmente, algo que también disfruto mucho es constatar la innumerable cantidad de reacciones nuevas y diferentes que una misma obra puede causar en diferentes audiencias. De mi experiencia como profesora, sé muy bien que cada aglomerado de personas tiene un estilo diferente; una misma actividad puede salir maravillosa en una clase y luego resultar caótica con un grupo diferente. En el teatro sucede exactamente lo mismo: he visto cómo una misma obra se presenta ante diferentes audiencias que a veces permanecen inmutables, a veces ríen a más no poder, a veces hacen comentarios en voz alta y a veces lloran a moco tendido. Es más, esas variaciones con frecuencia se dan en una misma audiencia a lo largo de los diferentes momentos de una función. Es una montaña rusa de emociones y cada quien percibe las cosas de manera diferente. Recuerdo una vez que me pidieron que tomara una pequeña grabadora y que buscara a varios espectadores para pedirles sus impresiones acerca de la obra que acababan de ver. Por cierto, dicho sea de paso, eso también fue algo totalmente nuevo para mí: aunque estoy acostumbrada a trabajar con gente, no me imaginaba a mí misma abordando a personas totalmente desconocidas para tratar de sacarles conversación (y que además aceptaran que grabara lo que decían); pero eso también lo disfruté montones. El punto es que, aunque yo ya hubiera visto la obra muchas veces, cuando escuchaba los diferentes comentarios, el panorama de mis perspectivas se ampliaba al notar ciertas facetas que yo nunca había considerado o que tal vez había interpretado de una manera diferente. Así, considero que incluso una misma obra sigue siendo siempre fuente de novedad, porque dependiendo de lo que uno esté viviendo se enfocará más en ciertos aspectos y los diálogos le ayudarán a reflexionar tanto acerca de sí mismo como de su relación con otros y con el entorno. Siempre hay una oportunidad para notar algo nuevo y ser crítico con la realidad. Siempre novedad.
Por todo lo anterior, felicito a Raíz Teatro por el amor y la pasión con que realizan cada uno de sus proyectos. Les reitero mi inmenso agradecimiento por tomarme en cuenta y por enriquecer constantemente mi vida con esa refrescante explosión de novedad. Además, aprovecho para invitar a quien lee estas líneas a acercarse a Raíz y apoyar todas sus iniciativas. Es imposible encontrarse con Raíz y seguir siendo la misma persona de antes; uno siempre sale renovado.



La pandemia del sector cultura

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