miércoles, 31 de octubre de 2018

Es imperioso hablar de ESO que no se habla


Raíz Teatro nos deleita con una serie de unipersonales frescos, con sabor posmoderno, auténticos y reflexivos. Se trata de A calzón quita’o, un conjunto de obras distintas pero a la misma vez complementarias; una propuesta que germina desde la mirada femenina de jóvenes artistas, sin por ello ser excluyente o indiferente del mundo masculino. 

En los textos se muestra lo cotidiano desde sus distintas aristas, porque solo a través de esas introspecciones ordinarias que se tejen en el mundo de lo privado y lo silenciado, podemos intentar comprender eso que llamamos sociedad. Es por esta razón que se torna imperioso hablar de ESO que no se habla, justamente porque en el conjunto diverso de significaciones imaginarias que conforman el colectivo se construye lo individual. 

Lo que hoy somos, o mejor dicho, lo que hoy estamos siendo, emerge con vigor desde la realidad individual hacia lo universal y viceversa. Por tanto, la masa amorfa que denominamos colectivo, y que aplasta al ser humano del siglo XXI, no es sino un desprendimiento, una proyección del ser individual que se construye a sí mismo en ese mar de convulsas significaciones llamado genéricamente humanidad. Así, lo individual trasciende fronteras, es constitutivo de las nuevas generaciones, nada queda ya en el ámbito de lo privado y nada es ajeno a lo global. 

En consecuencia, las temáticas del ser humano del siglo XXI que se presentan en estas obras dramáticas son tan variadas como por ejemplo las complejas relaciones interpersonales o familiares, el placer y la sexualidad, los estereotipos, la educación, la soledad, la autoimagen, el poder, la sujeción femenina; hasta lo que podría parecer trivial como utilizar un baño público está impregnado de una fuerte connotación patriarcal. De este modo, lo que se genera en el ámbito de la intimidad refleja cómo y dónde se posiciona al ser humano en el escenario de lo tecnológico- universal. Es por esto que a Calzón Quita’o es el drama posmoderno sin fronteras, sus actores somos cada uno de nosotros, con nuestros sueños, costumbres, retos, desaciertos, temores y necesidades. En el escenario, los protagonistas son siempre los mismos: yo, vos, usted, nosotros, vosotros, él, ella, tú… como actantes de esta pluralidad de circunstancias que nos tocó vivir, y esto justamente lo hace universal. 

No podríamos ubicar a nuestros personajes en un único contexto: los espacios en los cuales se desarrollan son costarricenses, como también podrían ser latinoamericanos, europeos o africanos, por mencionar algunos. Estos textos nos llevan por un carrusel de sensaciones y de sentimientos, son simples pero a la vez profundos. Pareciera que existe un lenguaje secreto en el ser humano de este siglo: nos reconocemos en el silencio, en el encuentro fortuito, en lo íntimo de nuestras pasiones, en la carencia, en lo simple, en la necesidad de escucha o reconocimiento, en la pobreza de pensamientos, en lo abstracto, en lo sereno y lo convulso, en lo irracional… al final de cuentas, todos actuamos, y cuando actuamos, sin quererlo, nos desnudamos…

Lic. David Chacón Martínez
Filólogo y Docente



miércoles, 24 de octubre de 2018

A Calzón Quita´o: lo que no se debe callar.



Un espectáculo como «A calzón quita’o» (tan solo por mencionar uno de Raíz Teatro) tiene todo para convertirse en un hito, no solo y no tanto por el contenido, más bien por la simbiosis que cada personaje logra con su texto: es una obra sin máscaras, cruda, de choque; llega un momento en donde el espectador se percata de que no es histrionismo lo que ahí se ofrece, es una historia real y desnuda de un alguien concreto. Y eso impacta, te toca por dentro, te hace sentir respeto, te muestra que nada de lo que acontece en la vida humana es ajeno al teatro, y a la inversa.

Comunicar cosas hondas y, a la vez, llanamente cotidianas, contar lo que son y lo que sienten, transmitir con todo eso una convicción profunda a los demás. Por ahí se enfocan los esfuerzos de este grupo con su dramaturgia. Se trata, en realidad, de una urgencia expresiva connatural a todo ser humano. El teatro de Raíz es fresco y bien cuidado, subversivo y sabroso, cínico y seductor; esta combinación es la que lo hace también -- y sobre todo -- liberador.

Hay situaciones sociales y personales que no pueden ni deben ser calladas, es necesario gritarlas, exteriorizarlas, lo pudren a uno si se las deja escondidas por dentro. El teatro permite y enseña sacar todas esas protestas, esperanzas, convicciones y contrastarlas con lo externo. Existen dimensiones de la vida a las que solo se les puede llegar desde la opción teatral; hay una verdad de lo real que solo puede ser en el teatro. Mentira que el teatro es mentira. La dramaturgia es necesaria para el espíritu del hombre y del mundo, no es --no lo ha sido jamás-- un espacio de mera diversión mimética, es un trabajo social tanto más urgente cuanto más se lo relegue. A nuestros aparatos públicos no les interesa (en realidad tampoco les conviene) invertir en promoción cultural, en desarrollo artístico, en pensamiento crítico…, en nada de eso que abra ojos y despierte conciencias. Por eso es tan valiosa la tenacidad con la que Raíz Teatro lucha por mantenerse en pie en medio de un clima adverso que descaradamente orilla todo esfuerzo humanista y reflexivo.

Fray Marcos Quesada
OFMConventual

miércoles, 17 de octubre de 2018

¡Que siga el Teatro, así, desde la Raíz!


Cuando una es de esas personas que realiza muchas cosas a la vez, tiende a ver difícil la posibilidad de realizar teatro. Lo bueno es que Raíz ha sido una plataforma para que, actores y actrices, - con vidas muy ocupadas y sueños más grandes - podamos continuar con la realización de nuestras necesidades creativas y de paso no abandonar lo que tantos años de estudio (y esfuerzo) nos costó.

Inicié este camino, de ser Raíz, con un divertido proyecto: Viajemos en Comedia. En este proyecto fui asistente de producción y pude ver la maravillosa necesidad de llevar teatro a las comunidades. Comprendí que el teatro debe estar donde se necesita, y muchas veces como intérpretes debemos adaptarnos a las condiciones necesarias con tal de permitir el disfrute del público.

Después de esta experiencia, fue difícil no enamorarse de la dinámica grupal. Poco a poco aparecieron más proyectos y posibilidades, como actriz y como directora. A Calzón Quita’o sin lugar a duda ocupa un espacio en mi corazón y en mi piel. Luego de cuatro años de no actuar, de no creer en mi potencial como actriz; este proyecto se ajustó y se sigue ajustando a mi cuerpo; así como también se ajusta al público que lo recibe y lo goza.

Raíz Teatro celebra sus diez años y yo celebro ser parte de esta familia, de tener un espacio para crear, sin estrés y con mucho amor por lo que hacemos.

¡Que siga el Teatro, así, desde la Raíz!



Cristina Barboza
Actriz, Directora y Docente


miércoles, 10 de octubre de 2018

Crisis Cultural y Raíz Teatro



El teatro produce cultura y, por lo mismo, la mantiene viva. Pero debemos también reconocer que la cultura está en crisis, sin duda; y no solo en Costa Rica, es el ser humano --con su visión de mundo y de sí mismo-- el que culturalmente está en crisis; de ahí que las producciones humanas ordinarias se caractericen actualmente por su escaso o nulo aporte a la cultura. Por lo mismo es tan admirable la capacidad camaleónica de un grupo como Raíz Teatro de afrontar la crisis cultural y hacer llegar la dramaturgia a espacios no convencionales, llevar el teatro fuera del teatro, que salga de las estructuras y se lance a la calle, a espacios abiertos y más libres.

Raíz Teatro tiene su propia filosofía teatral: sus trabajos no son propuestas tan solo para ser vistas, ante todo lo son para ser sufridas, gozadas, interiorizadas. Raíz no da recetas de catálogo frente a nuestras ambivalencias socio-culturales, tampoco “se saca de la manga” interpretaciones sosas respecto a nuestras coyunturas actuales, no sistematiza soluciones ni mucho menos respuestas; en todas sus puestas en escena la intención, más bien, es invitarnos a repensarnos nosotros mismos como sujetos sociales, cómplices y, al mismo tiempo, transformadores de estructuras sociales. El de Raíz es un teatro de frontera, de pasión, de convicción; es un teatro provocador y desafiante (transgresor, podría decirse), es un esfuerzo de grupo movido siempre por una intención comunicativa/educativa a nivel antropológico, filosófico y sociológico.

Personalmente, me gusta y me sirve lo que la gente de Raíz hace; considero muy actuales, inteligentes y formativas sus propuestas teatrales. Admiro su capacidad bárbara de trabajo, y su tenacidad para abrirse camino en un área que, como ya se dijo, no siempre recibe el subsidio y el apoyo que debiera. Lo cierto es que el staff de Raíz Teatro reparte mucho bien con su praxis responsable, profesional y apasionada. Que sigan ensanchando sus raíces, que sigan repensando críticamente la realidad, que sigan sembrando buena semilla en nuevos terrenos…

Fray Marcos Quesada
OFMConventual

miércoles, 3 de octubre de 2018

El teatro puede ser también contemplación.


Raíz
Yo oigo ese nombre asociado a un grupo de teatro y me representa un espacio necesario de encuentro, de diálogo y de búsqueda. A lo largo de tantos meses de ser testigos silenciosos de tantos ensayos y de tanto trabajo, los frailes franciscanos hemos podido disfrutar de verdadero arte precisamente “en el patio de atrás” de nuestro convento. Los artistas han estado utilizando durante largo tiempo de una de las aulas del colegio, gustosamente cedidas por el director, fray Walter. ¡Un verdadero privilegio! Teatro del bueno tan cerca nuestro, que se nos hizo muy normal ver llegar a actores y a actrices para dedicarse con pasión y con entusiasmo al quehacer dramático.
Todo un drama fue ver cómo se daban a su tarea, el trabajo de hacer teatro, con una gran dosis de lucidez, humor, versatilidad, valentía… en todo eso hay una rara belleza. Con su vehemencia, su gracia y su fuerza, nos hicieron reflexionar tantas veces sobre la vida, la sexualidad humana, los sistemas de opresión en la sociedad, el amor en la pareja… todos temas de nuestro interés, y siempre tratados con una gran delicadeza e ingenio, sin vulgaridad ni desprecio. 

Allí, con Raíz en sus ensayos, en ese lento tanteo, hemos podido ver que el teatro tiene mucho de sacrificio. Es una entrega, un disfrute, un darnos a los espectadores otros lentes para ver lo que somos y lo que deberíamos ser. Raíz me ha enseñado a reírme de mí mismo y al mismo tiempo señaló un camino de introspección y de análisis. Sí, el teatro puede ser también contemplación.
Y qué rico fue participar en esos conversatorios después de un ensayo, cuándo podíamos aportar nuestros puntos de vista sobre el montaje, hacer crítica de la constructiva, de la fraterna, que es por la que apostamos en nuestro estilo de vida. En ese compartir reflexiones yo me sentí muy cerca de esas mujeres y hombres que han querido soñar con un modo de hacer teatro que no es para nada banal o insignificante, sino relevante y audaz.
Celebro el talento que derrochan, esa rara alquimia de sentimientos, gestualidad, emoción, histrionismo y noble actuación, que nos llevan por otros rumbos cuando nos sentamos a presenciar una buena obra. Todo eso ha sido el fruto de un quehacer colectivo que orquesta con gran diligencia y sumo profesionalismo la Directora Peytrequín… No puedo sino agradecerles el trabajo que realizan para sacar el teatro costarricense de lo repetitivo, insípido y cansón. En sus ensayos hemos podido ver el genio humano hecho propuesta e invitación a ser cada vez más personas, más responsables, más amorosos/as. Es como ir a la raíz de nosotros mismos. Magnífico brete.

Fray Jorge Dobles
OFMConventual



La pandemia del sector cultura

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