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Recuerdo
que tanto en la escuela como en el colegio, en algunas clases, los
profesores recurrían al teatro
como una herramienta
para poder explicar, y al mismo tiempo interiorizar, los nuevos
conocimientos.
Se nos pedía que hiciéramos una representación artística (en
realidad, el nombre teatro no recuerdo que fuera muy utilizado) de
modo que los demás compañeros pudieran entender y visualizar mejor
lo que se quería enseñar, como a modo de “ejemplificar” y que
para todos fuera más fácil opinar al respecto.
Vi
el teatro como una herramienta de expresión, de relación con los
demás para llegar más allá de una simple lectura, o incluso, mejor
ver la representación en vez de solo escuchar a alguien más.
Definitivamente el teatro entretiene más
que solo hacer una lectura, te obliga a poner más atención
a los detalles.
Desde
pequeña siempre tuve afinidad con las artes, me encanta la pintura,
el cine, el baile, la música y el teatro claro; pero de ahí a
llegar a interpretar un papel... mmm, no. A parte de los ejercicios
de escuela y colegio, mi experiencia con el teatro ha sido
exclusivamente como espectadora. Siento que si no sale natural,
entonces no se puede demostrar realmente un sentimiento. Muchos
me dicen, repita ese gesto, esa cara que hizo, ese sonido otra vez,
pero me es imposible si es a la fuerza. Y esto es lo grandioso del
teatro, que sus intérpretes tengan la capacidad de representar en
escena y transmitir, EN VIVO, frente a muchas o pocas personas, un
sentimiento tal cual la historia lo amerita de modo que nosotros los
espectadores no titubeemos en las impresiones que nos causan, en ese
escalofrío o carcajada escandalosa que pueda provocarnos.
El
teatro es un arte que incita emociones
honestas en el público
y todo está pasando en el “ahora”,
no hay nada pre grabado. Sin cortes, sin repeticiones.
El
teatro es para mí contacto puro, la posibilidad de generar un
vínculo. Aunque no conozcamos a los actores o actrices, podemos
sentir lo que sienten.
En
el teatro se da un lenguaje universal. Puede que no usamos las mismas
palabras pero podemos reconocer los mismos gestos, las emociones, las
expresiones faciales y sentirnos parte de algo más grande. El teatro
es una herramienta poderosa, de educación, de transmisión, de
comunicación, y de análisis.
No
podemos expresar algo que no entendemos, que no sabemos de donde
proviene. Si sabemos cómo controlar nuestro cuerpo, como hacerlo
reaccionar, podemos compartirlo con otros y hacer llegar un mensaje
valioso a muchos. Siento que el teatro debe tener investigación,
actualidad,
empatía,
humor,
realidad
y no dejar de ser ese mundo mágico donde todo puede pasar, donde no
hay cortes de escena, no hay edición, no hay segundas oportunidades.
Raíz
Teatro
me ha demostrado que no se requiere de un gran y costoso teatro, de
una escenografía que acapara toda la atención, de un juego de luces
súper costoso, entre otros detalles. El teatro que produce Raíz
vale su peso en oro, buscan que el mensaje sea sincero, actual, que
llegue a lo más profundo del ser y te haga reaccionar sin la
necesidad de muchos elementos. La idea es concentrarse en el mensaje,
en los actores, en su verdadero trabajo de expresión.
Actualmente
nos encontramos viviendo una situación ajena a nuestro control que
implica aislamiento social y el teatro al igual que muchas otras
actividades culturales, artísticas y comerciales; se han visto
afectadas por la pandemia.
Todo
es temporal, sin embargo, no tenemos claro una fecha exacta de cuándo
podremos volver a presenciar una obra de teatro en vivo. Lo que si
podemos hacer consciente es la falta que nos hace, lo importante y no
menos significativo que es entre todas las artes. Una vez que pase la
crisis, debemos apoyar el teatro de nuestro país, asistir a sus
espectáculos, dar una crítica, recomendarles, buscar que el teatro
llegue a más personas y más lugares.
Marianela
Pacheco
Arquitectura/Propietaria
de Ceres Catering Service
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