miércoles, 27 de mayo de 2020

El teatro como camino de reflexión



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www.raizteatro.com

Normalmente, no suelo firmar lo que escribo con todas las profesiones a las que me dedico, porque entiendo perfectamente que puede resultar confuso para el lector. Sé que tanta variedad incluso puede dar la impresión de indecisión o falta de seriedad; pero la verdad es que soy un ser insaciable, entonces parte de mi naturaleza es andar recorriendo múltiples caminos para aprender cosas nuevas, compartir con gente diferente y enriquecer mi vida con distintas perspectivas.
Hace unos días le comenté a un amigo que, en determinado momento, pensé que nunca más daría clases ni haría teología. Sin embargo, estos últimos meses se encargaron de demostrarme lo contrario (porque, por diversas circunstancias de la vida, regresé al ámbito educativo por un tiempo). Y la experiencia ha sido muy enriquecedora, pues me ayudó a recordar cuánto me apasionan ambas actividades. Pero es curioso, pues ahora tengo claro que esos rumbos ya no son mi camino. Puedo visitarlos de vez en cuando; los disfruto y me llenan mucho, pero ahora mi rumbo es otro.
Algo bastante similar me sucede con el teatro: es un camino que no es mi camino, pero me encanta visitarlo porque me ayuda a crecer como persona. Me ha sucedido muchas veces que, al ver cuánto disfruto el mundo del teatro, hay quienes me preguntan: ¿y usted qué? ¿Cuándo se va a animar a actuar? Sinceramente actuar no es para nada algo a lo que aspire, porque no es mi camino, pero sí me encanta visitar el mundo del teatro de vez en cuando. Y la razón por la que tanto me gusta visitarlo es la que escogí como título de este texto: el teatro es un excelente camino de reflexión.
Todas las obras que Raíz Teatro nos ha ofrecido a lo largo de los años son eso: oportunidades privilegiadas para reflexionar. Hay personas que prefieren el teatro de comedia porque buscan el teatro sólo cuando tienen ganas de reír (y es un deseo totalmente válido), pero Raíz Teatro siempre busca algo más. No es que el humor no esté presente en sus creaciones (porque más bien se caracterizan por un humor muy fino), pero incluso las risas tienen el propósito de invitar a la reflexión. Y, como he dicho en otras ocasiones, colaborar en Raíz Teatro me ha permitido ver reacciones muy diversas en el público: no sólo risas, sino también llanto, satisfacción, confusión, alegría, angustia y paz, entre otras. Pero todas buscan eso: hacernos reflexionar.
Cuando pensé en este texto, mi idea original era describir brevemente algunas de las reflexiones concretas que habían pasado por mi mente al ver distintas obras de Raíz Teatro. Sin embargo, eso requeriría un texto mucho más extenso del que este pretender ser. Y, además, prefiero no predisponerlos con mis reflexiones; me gustaría más que ustedes hagan las suyas propias cada vez que visiten el fascinante camino del teatro.
Lo que sí quiero decir es que espero con ansias la nueva producción de Raíz Teatro acerca del tema de la muerte. No conozco el título ni tampoco me he podido involucrar mucho en su proceso de preparación (justamente porque este año me tocó vivir el proceso de enfermedad y muerte de mi papá, entonces hace unos meses ese era un tema del que no tenía muchas ganas de hablar).
Mi papá y yo éramos muy unidos; él siempre me apoyó de manera incondicional y teníamos muchos gustos en común, por lo que disfrutábamos al máximo cada momento que pasábamos juntos. Lo extraño mucho y me ha costado mucho acostumbrarme a vivir sin él, pero lo que más me llena el corazón es que él siempre me motivó a tener esperanza, aún en medio de los momentos más difíciles. De hecho, desde hace meses quería hacerme un tatuaje en honor de mi papá; en honor de lo unidos que siempre fuimos y de esa esperanza que siempre me inculcó. Y La Niña Pájaro (la pueden encontrar en Facebook con ese nombre) me ayudó a materializar este tatuaje tan hermoso (foto de este artículo).
Originalmente, yo había pensado poner un sol dentro de la silueta del corazón para simbolizar la esperanza, pero la tatuadora me sugirió esa flor y me encantó la idea: las plantas son una bella expresión de vida, crecimiento y esperanza.

En fin, les cuento todo esto porque me da la impresión de que la próxima producción de Raíz Teatro abordará el tema de la muerte desde esa perspectiva: el agradecimiento infinito por los momentos compartidos con nuestros seres queridos y la esperanza de que ni siquiera la muerte es capaz de borrar la huella de amor que han dejado en nuestros corazones. Para algunos, la incógnita principal en este tema es si hay o no una vida distinta después de la muerte. Ese es un tema que sería interesante discutir teológicamente, pero tampoco me alcanza la extensión de este escrito para desarrollarlo en este momento. Para mí, lo principal es que esas personas que amamos siguen presentes en nuestra vida en la medida en que su recuerdo nos impulse a practicar ciertos valores, ser solidarios y enfrentar los obstáculos de la vida con la mirada siempre hacia adelante.
Por todo lo anterior, aunque no sé cuándo volveremos a ver en escena a Raíz Teatro, desde ya los invito a estar pendientes de su próxima producción. Les aseguro que será un provechoso camino de reflexión.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Teatro: Un Lenguaje Universal




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Recuerdo que tanto en la escuela como en el colegio, en algunas clases, los profesores recurrían al teatro como una herramienta para poder explicar, y al mismo tiempo interiorizar, los nuevos conocimientos. Se nos pedía que hiciéramos una representación artística (en realidad, el nombre teatro no recuerdo que fuera muy utilizado) de modo que los demás compañeros pudieran entender y visualizar mejor lo que se quería enseñar, como a modo de “ejemplificar” y que para todos fuera más fácil opinar al respecto.
Vi el teatro como una herramienta de expresión, de relación con los demás para llegar más allá de una simple lectura, o incluso, mejor ver la representación en vez de solo escuchar a alguien más. Definitivamente el teatro entretiene más que solo hacer una lectura, te obliga a poner más atención a los detalles.
Desde pequeña siempre tuve afinidad con las artes, me encanta la pintura, el cine, el baile, la música y el teatro claro; pero de ahí a llegar a interpretar un papel... mmm, no. A parte de los ejercicios de escuela y colegio, mi experiencia con el teatro ha sido exclusivamente como espectadora. Siento que si no sale natural, entonces no se puede demostrar realmente un sentimiento. Muchos me dicen, repita ese gesto, esa cara que hizo, ese sonido otra vez, pero me es imposible si es a la fuerza. Y esto es lo grandioso del teatro, que sus intérpretes tengan la capacidad de representar en escena y transmitir, EN VIVO, frente a muchas o pocas personas, un sentimiento tal cual la historia lo amerita de modo que nosotros los espectadores no titubeemos en las impresiones que nos causan, en ese escalofrío o carcajada escandalosa que pueda provocarnos.
El teatro es un arte que incita emociones honestas en el público y todo está pasando en el “ahora”, no hay nada pre grabado. Sin cortes, sin repeticiones.
El teatro es para mí contacto puro, la posibilidad de generar un vínculo. Aunque no conozcamos a los actores o actrices, podemos sentir lo que sienten.
En el teatro se da un lenguaje universal. Puede que no usamos las mismas palabras pero podemos reconocer los mismos gestos, las emociones, las expresiones faciales y sentirnos parte de algo más grande. El teatro es una herramienta poderosa, de educación, de transmisión, de comunicación, y de análisis.
No podemos expresar algo que no entendemos, que no sabemos de donde proviene. Si sabemos cómo controlar nuestro cuerpo, como hacerlo reaccionar, podemos compartirlo con otros y hacer llegar un mensaje valioso a muchos. Siento que el teatro debe tener investigación, actualidad, empatía, humor, realidad y no dejar de ser ese mundo mágico donde todo puede pasar, donde no hay cortes de escena, no hay edición, no hay segundas oportunidades.
Raíz Teatro me ha demostrado que no se requiere de un gran y costoso teatro, de una escenografía que acapara toda la atención, de un juego de luces súper costoso, entre otros detalles. El teatro que produce Raíz vale su peso en oro, buscan que el mensaje sea sincero, actual, que llegue a lo más profundo del ser y te haga reaccionar sin la necesidad de muchos elementos. La idea es concentrarse en el mensaje, en los actores, en su verdadero trabajo de expresión.
Actualmente nos encontramos viviendo una situación ajena a nuestro control que implica aislamiento social y el teatro al igual que muchas otras actividades culturales, artísticas y comerciales; se han visto afectadas por la pandemia.
Todo es temporal, sin embargo, no tenemos claro una fecha exacta de cuándo podremos volver a presenciar una obra de teatro en vivo. Lo que si podemos hacer consciente es la falta que nos hace, lo importante y no menos significativo que es entre todas las artes. Una vez que pase la crisis, debemos apoyar el teatro de nuestro país, asistir a sus espectáculos, dar una crítica, recomendarles, buscar que el teatro llegue a más personas y más lugares.
Marianela Pacheco
Arquitectura/Propietaria de Ceres Catering Service

domingo, 17 de mayo de 2020

Covid19: Esto pasará.


Desde Raíz Teatro te deseamos ¡Ánimo, Fuerza y Paz!

De parte de “Adelaida”, uno de los personajes de nuesto biodrama #TomandoTé y la intérprete de Raíz Teatro Cristina Barboza

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sábado, 16 de mayo de 2020

Covid19: Esto pasará.


Desde Raíz Teatro te deseamos ¡Ánimo, Fuerza y Paz!

De parte de “Trinidad”, uno de los personajes de la obra #LaPrudencia y la intérprete de Raíz Teatro Katherine Castro

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viernes, 15 de mayo de 2020

Covid19: Esto pasará.


Desde Raíz Teatro te deseamos ¡Ánimo, Fuerza y Paz!

De parte de “La mujer”, uno de los personajes de nuestro próximo estreno y la intérprete de Raíz Teatro Valeria Méndez

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miércoles, 13 de mayo de 2020

La improvisación en la medicina




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La primera vez que llevé un curso clínico (es decir, la primera vez que salí de las aulas para poner en práctica la teoría que había aprendido en los últimos dos años, y la que seguiría recibiendo en pequeñas clases medio improvisadas, impartidas por médicos y médicas que tomaban un rato de su labor diaria para hacérselas de profesores), estaba aterrada: “Adela Chacón, su tutor estas primeras tres semanas, será el Dr. ‘Navarro’. Puede encontrarlo en el 1B…” Era mi primer día, tenía menos de diez minutos para encontrar a mi tutor, a quien no conocía, en un hospital que hasta ese momento, tampoco conocía (el Blanco Cervantes). Cuando por fin lo encontré, comenzó a “pasar visita” por los salones. Me explicaba datos, procesos, mecanismos importantes, y yo apuntaba todo lo que me decía pues, aún no estaba familiarizada con muchos de los términos de la jerga médica. De pronto, me mandó a examinar a un paciente ahí mismo, delante de otros médicos, internos y residentes. No sabía cómo acercarme a la persona que yacía enferma en la cama, las gotas de sudor corrían por mi frente y dentro de las mangas de la gabacha.
Justo ese día, también iniciaba el nivel dos del curso de improvisación teatral (y en esta ocasión, me enfocaré en dicha disciplina). Era de los primeros cursos artísticos que recibía de manera formal, a un nivel de academia. Tenía un par de compañeros conocidos del nivel uno, pero la mayoría eran personas nuevas, ante las cuales debía despojarme de ciertos pudores y estructuras sociales de comportamiento. Era como quitarme una coraza y dejar salir a una persona diferente. No sé si sucederá con todos los grupos de esta naturaleza, pero, de inmediato, se estableció una relación de confianza, respeto y amistad entre todos, incluyendo al profesor. En la improvisación, se desarrolla numerosas habilidades comunes en otras ramas artísticas, sin embargo, se enfatiza la escucha y la conexión con “el otro”. Uno de los objetivos, es desarrollar tal conexión con el resto del equipo, para crear, de manera espontánea, una historia con sentido, donde cada uno aporte información, emociones, efectos contextuales y un poco de su personalidad. Cuando se logra una verdadera sintonía, los resultados son sorprendentes y gratificantes.
El trabajo en la improvisación requiere de constante práctica y la ruptura de ciertos esquemas mentales. Solemos acostumbrarnos a tener un plan, en especial conforme adquirimos mayores responsabilidades. Y no es que tener planes de acción diaria no sea bueno, pero, según la situación, podrían limitarnos. Por ejemplo: si hago A, espero un resultado B. A partir del resultado B, hago C, y así vamos estructurando nuestras reacciones ante cada posible situación. ¿Qué pasa cuando A no resulta en B? Seguimos adelante, pero nuestra confianza puede desbalancearse un poco. Recuerdo que ante los primeros ejercicios de improvisación (hasta en los más simples), temblábamos de nervios pensando qué pasaría si no lográbamos responder adecuadamente. En el ejercicio de la “palabra lanzada”, en el que alguien decía una palabra y el compañero de al lado debía responder con lo que le viniera a la mente, desde varios compañeros antes ya teníamos preparada nuestra palabra, aunque al final no la relacionáramos por nada con la palabra más inmediata. Nos daba pánico no tener “nada preparado”. Ante ejercicios más avanzados en los cuales íbamos construyendo una historia entre varios, solíamos pensar en el rumbo que esta llevaría y resultaba sobremanera frustrante cuando alguien soltaba una ocurrencia completamente diferente a lo que se esperaba. Con el tiempo, nos acostumbramos a romper esa tensión mental, a confiar en las ideas de los otros, conocerlos a través de lo que expresan; romper el hilo propio e ir tejiendo a partir de las hebras que cada uno aportaba en el camino. Fuimos desarrollando la capacidad de respuesta a cualquier situación. Algunas veces no había respuesta, y eso también era aceptable, siempre y cuando no vaciláramos ante la incertidumbre de qué decir o hacer, sino que reconociéramos el silencio como parte de la construcción.
Algunos, cuando ven espectáculos de improvisación, piensan que solo se trata de jugar. Y en parte tienen razón, pues a veces la mejor manera de afrontar la vida es jugando, por más seria que sea una situación. Y ahora volveré a la medicina:
Conforme pasaron los días, logré acercarme a las personas hospitalizadas, no desde el conocimiento académico, sino desde la escucha y la empatía. Viendo a cada uno, como veía a mis compañeros y profesores de improvisación. Entonces entendí que muchas veces, un diagnóstico no se determina solamente con una historia clínica y un exhaustivo examen físico (si bien, son vitales en la buena práctica médica). A veces, el tratamiento que una persona necesita no es para los signos y síntomas que presenta. Incluso, esos síntomas podrían no tener el origen fisiopatológico que pensamos. Un diagnóstico y tratamiento adecuado puede depender de la historia de vida y de la conexión que logremos establecer con ellas. ¿Y cómo se logra esta conexión? Con los principios de una rama artística como la improvisación. Y no es que se trate de improvisar en procedimientos y protocolos, sino en las relaciones humanas. Si consideramos al consultante como alguien a partir del cual construimos nuestra historia diaria; alguien al que no solo le aportamos con nuestros conocimientos sobre la salud y la enfermedad, sino que también nos aporta a los que ejercemos –o nos estamos formando para ejercer- en esta área, el camino fluye de manera distinta.
Como anécdota, una vez llegó una señora a la cita de control por sus enfermedades crónicas. Notamos en ella (el médico encargado y yo) una expresión de angustia. “Doña ‘Marina’, ¿cómo está?, ¿cómo va todo?”, “diay doctor, más o menos”. Entonces, empezamos a conversar sobre sus suplicios, sentimientos y posibles soluciones. Cuando pasó el tiempo de la consulta, no sabíamos nada sobre la evolución de las enfermedades de Doña ‘Marina’, pero esta se despidió con una expresión de tranquilidad y gratitud. También me sentí agradecida, pero: “Doctor, ¿y ahora qué escribimos en el expediente?” “Tranquila”, me dijo, “improvisemos”.


¡Que el arte nos permita siempre ser mejores personas!

Adela Chacón Rodríguez
Estudiante de medicina y narradora oral.

domingo, 10 de mayo de 2020

Covid19: Esto pasará.


Desde Raíz Teatro te deseamos ¡Ánimo, Fuerza y Paz!

De parte de “Margarita”, uno de los personajes de la obra #LaPrudencia y la intérprete de Raíz Teatro Katherine LaPey Peytrequín Gómez

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sábado, 9 de mayo de 2020

Covid19: Esto pasará



Desde Raíz Teatro te deseamos ¡Ánimo, Fuerza y Paz!

De parte de “Fabi”, uno de los personajes de nuestro biodrama #SoreceCreceFlorece la intérprete de Raíz Teatro Janil Johnson

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viernes, 8 de mayo de 2020

Covid19: Esto pasará.


Desde Raíz Teatro te deseamos ¡Ánimo, Fuerza y Paz!

De parte de “Ella”, uno de los personajes de nuestro biodrama #Claroscura y la intérprete de Raíz Teatro Johanna Madrigal.

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miércoles, 6 de mayo de 2020

Enseñando y aprendiendo en el teatro. Una experiencia con mujeres adultas mayores.


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Desde hace algunos años vengo trabajando con un grupo de adultas mayores. Tuve la oportunidad de realizar con ellas la investigación para mi tesis de maestría y luego quedarme con el grupo para explorar diferentes actividades como expresión corporal, baile, ejercicio y juegos.

Voy a definir la expresión corporal como una actividad física, lúdica y artística que permite expresar y comunicar de manera creativa, de acuerdo con la propia capacidad y vivencia de las emociones, pensamientos y sensaciones de cada individuo. También defino expresión corporal como la forma en que se percibe el cuerpo, mientras se da un autoconocimiento del mismo.

Desde esa definición se puede ir desmenuzando los beneficios que brinda dicha actividad, ya que en ella se ven implicadas las áreas: física, psicológica y social de la persona. Beneficios como: la exploración del propio pensamiento, movimiento en el espacio, límites, relaciones con otros, creatividad, comunicación, mejora en el área cognitiva, bienestar general entre otras. (García, Pérez y Calvo, 2013; Herranz y López, 2015; Learreta, Sierra y Ruano, 2005; Montávez, 2011; Ramos, Cuéllar y Jiménez, 2012; Sánchez y Coteron, 2012; Stokoe y Harf, 1984).

En mi investigación encontré en las participantes de este grupo una disminución significativa en los afectos negativos (que se refiere a sentirse temeroso, de malas, avergonzado, inseguro, entre otras); así como comentarios positivos acerca de las actividades; por lo tanto, se evidenció que la expresión corporal genera beneficio en la salud de las mujeres adultas mayores y en el bienestar general.

Ya para hoy, no estoy midiendo con escalas, ni cuestionarios, pero sí mediante la observación. He encontrado una mejora a nivel cognitivo en este grupo de participantes, ellas pueden llevar una secuencia de movimientos con cuentas musicales y presentar una coreografía sin tener que dirigirlas al frente, algo que hace 3 años parecía que no podían lograrlo. Son adultas mayores que, con el paso de los años y la práctica, han obtenido beneficios también en la atención, en el acatamiento de instrucciones, en el manejo de su cuerpo y en la memoria.

Por otro parte, he observado mejora en la autopercepción y autoestima en muchas, las cuales se sentían incapaces de bailar o coordinar una secuencia. Se han presentado en público con los bailes basados en movimientos de actividades cotidianas, convirtiéndose en algo que yo llamaría baile-expresión corporal. Siempre han recibido aplausos y felicitaciones, esto en defitinitva, les ha dado mucha autoconfianza y sobre todo motivación para continuar participando.

Yo ya había confirmado en mi investigación que el bienstar es más y mejor, sin embargo, a pesar de que pasan los años, sigo observando mejora después de la actividad. Muchas llegan tristes, con dolores, problemas y lo manifiestan previo a la clase; mientras que al final se van con una sonrisa, diciendo sentirse mejor y muy contentas.
Yo como profesora, creo que soy la que mayor bienestar siente. La satisfacción de verlas lograr sus presentaciones de acuerdo a sus capacidades, verlas sonreír, disfrutar, reírse y esforzarse; me llena muchísimo. La creatividad de muchas de ellas es fundamental para la construcción de las historias que contamos en los bailes, por lo que yo me enriquezco de sus vivencias, historias de vida, luchas y sobre todo, he aprendido a expresarme mejor y pedir (o dar) una indicación de diferentes maneras. He aprendido a respetar el tiempo de aprendizaje de cada una y a aprender de cada una. La alegría de ellas es lo que más alegría me da Siempre con un abrazo me dan las gracias y yo por mi parte, soy la que les agradece a ellas, por su cariño y sobre todo por enseñarme.

Máster Perssis Sheik
Docente, Actriz y Gestora Cultural


Referencias:

García, I., Pérez, R. y Calvo, A. (2013). Expresión corporal. Una práctica de intervención que permite encontrar un lenguaje propio mediante el estudio y la profundización del empleo del cuerpo. Retos: nuevas tendencias en educación física, deporte y recreación, (23), 19-22.
Herranz, A. y López, V. M. (2015). La expresión corporal en educación infantil. La Peonza: Revista de Educación Física para la Paz, (10), 23-44.
Learreta, B., Sierra, M. Á. y Ruano, K. (2005). Los contenidos de Expresión Corporal. Barcelona: INDE.
Ramos, F., Cuéllar, M. y Jiménez, F. (2012). Nuevos retos en el desarrollo curricular de la expresión corporal. EmásF: revista digital de educación física, (14), 142-149.
Sánchez, G., y Coterón. J. (2012). Un modelo de intervención para una motricidad expresiva y creativa. Tándem, (39), 37-47.
Stokoe, P. y Harf, R. (1984). La expresión corporal en el jardín de infantes: Cómo soy y cómo era. Paidós.

La pandemia del sector cultura

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