miércoles, 18 de diciembre de 2019

#Recordemos. #Opinión. La Prudencia de Raíz Teatro



La Prudencia

Día a día nos topamos con noticias cada vez más crudas, asesinatos, hurtos (en todas sus escalas), asaltos, discusiones irrelevantes por parte de algunos de los poderes político, en fin, día a día lo mismo… y somos pocas personas las que cuestionemos si estamos perdiendo la sensibilidad ante temas fundamentales, humanitarios, desde el acceso mínimo a los alimentos, el derecho a tener un hogar, una educación, salud, un trabajo, igualdad en el trato, o simplemente actuar con empatía ante cualquier persona que esté pasando un momento difícil.

En realidad el ritmo acelerado al que estamos sometidos -al que permitimos someternos- sea por el trabajo, los estudios, los roles en la casa, entre otros; hace que cada vez pensemos en ¿por qué la gente se siente insegura?, ¿será que realmente existe esa inseguridad? Eso lo podemos responder con estadísticas, reportes pero siguen siendo números. Al menos que haya afectado a un ser querido: ¿cambiamos algo con cuantificarlo?, ¿será que la mercadotecnia también nos quiere presentar una visión de inseguridad? y en muchos sentidos, inseguridad ciudadana, inseguridad en auto percepción estética, inseguridad en el trato con nuestros allegados. ¿Por qué esperamos lo peor de las personas que más nos aprecian?

Quizá parezca que no se llega a nada con plantearnos estas interrogantes, pero fueron precisamente las preguntas que me remitió el presenciar la excelente obra teatral“La Prudencia” de Raíz Teatro bajo la dirección de Cristina Barboza. De primera entrada nos invitan a reflexionar: si tenemos que vivir enjaulados para sentirnos seguros, ¿qué es lo que debemos cuidar?, será acaso las apariencias, ¿entre más “enjaulados” aparentamos tener más bienes?

Somos ciudadanos pasivos que nos atemorizamos ante estadísticas, ante las noticias, ante los eventos. Muchas veces no queremos hacer honor a los antecesores que nos legaron miles de años de evolución neuronal y no buscamos brindar soluciones a los problemas que enfrentamos, pero ¿por qué?

¿Falta de tiempo? ¿Pereza?, ¿Indiferencia?, ¿No sabemos a quién acudir? Bueno, todos podemos hacer algo, y con esto no digo caer en el clásico “Fuenteovejuna” de Lope de Vega, pero sí hacer todas esas pequeñas acciones que nos benefician a nosotros y a nuestros conciudadanos. Empezar por conocernos, saber quiénes son nuestros vecinos, qué podemos hacer por buscar una sociedad mejor, aspectos básicos… pero esto fue lo que me remitió solamente de primera entrada la puesta en escena.

Más adelante llamó mi atención la sátira (o al menos así la presencié yo) referente a la estética, ademanes, ¡cuántas personas actúan así en la vida real! ¡Increíble pero cierto! Enfatizar nuestras propias personalidades según cómo nos vemos, en cómo nos vestimos… de nuevo las apariencias: ”soy lo que puedo comprar, soy como me veo, soy lo que puedo aparentar, operar, en fin arreglar”… cada vez más estamos bombardeados por una sociedad que al mejor estilo capitalista de Smith trabaja en la venta de una imagen, de marcas y eso es lo que estamos heredando a los niños, a los jóvenes, pero esto va más allá, cuántos trabajos son concedidos dependiendo de cómo nos vemos!

¿Hacemos algo? No, porque “para qué buscan esos trabajos”, además eso es lo “normal”, “así ha sido, no es momento de cuestionarlo”, pero como consecuencia de estas construcciones artificiales es que surgen un montón de personas con problemas de desórdenes alimenticios, problemas psicológicos, etc.; aunque claro estos aspectos son multifactoriales.

Pero volvemos a lo mismo, todos estos son sólo pensamientos, ideas que nos remite el haber presenciado esas imágenes teatrales, esos diálogos, esos colores… pero es precisamente eso lo importante, el que una obra ponga a funcionar nuestro cerebro, que no nos den un todo dado al espectador, sino que evoque a múltiples sensaciones, en otras palabras que nos evoque a más y quizás ese “más” según las experiencias vividas por cada quién en el público, nos permita actuar y me refiero actuar socialmente, transgredir eso que simplemente “es así porque sí o porque no nos afecta”, el actuar en la vida real, el ser seres con pertinencia social, desde lo que nos es realmente posible y empezando por nosotros mismos.., si el teatro nos da ese pensamiento derivado – como nos lo da el equipo de Raíz Teatro-, estará brindando el mayor de los aportes, logrando el cometido por el cual considero que fue creado por las diversas culturas y sin lugar a dudas esta obra lo ha logrado.

Mónica Aguilar Bonilla
Docente. Antropóloga-Arqueóloga, UCR

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