La
Prudencia
Día
a día nos topamos con noticias cada vez más crudas, asesinatos,
hurtos (en todas sus escalas), asaltos, discusiones irrelevantes por
parte de algunos de los poderes político, en fin, día a día lo
mismo… y somos pocas personas las que cuestionemos si estamos
perdiendo la sensibilidad ante temas fundamentales, humanitarios,
desde el acceso mínimo a los alimentos, el derecho a tener un hogar,
una educación, salud, un trabajo, igualdad en el trato, o
simplemente actuar con empatía ante cualquier persona que esté
pasando un momento difícil.
En
realidad el ritmo acelerado al que estamos sometidos -al que
permitimos someternos- sea por el trabajo, los estudios, los roles en
la casa, entre otros; hace que cada vez pensemos en ¿por qué la
gente se siente insegura?, ¿será que realmente existe esa
inseguridad? Eso lo podemos responder con estadísticas, reportes
pero siguen siendo números. Al menos que haya afectado a un ser
querido: ¿cambiamos algo con cuantificarlo?, ¿será que la
mercadotecnia también nos quiere presentar una visión de
inseguridad? y en muchos sentidos, inseguridad ciudadana, inseguridad
en auto percepción estética, inseguridad en el trato con nuestros
allegados. ¿Por qué esperamos lo peor de las personas que más nos
aprecian?
Quizá
parezca que no se llega a nada con plantearnos estas interrogantes,
pero fueron precisamente las preguntas que me remitió el presenciar
la excelente obra teatral“La
Prudencia” de Raíz Teatro bajo la dirección de Cristina Barboza.
De primera entrada nos invitan a reflexionar: si tenemos que vivir
enjaulados para sentirnos seguros, ¿qué es lo que debemos cuidar?,
será acaso las apariencias, ¿entre más “enjaulados”
aparentamos tener más bienes?
Somos
ciudadanos pasivos que nos atemorizamos ante estadísticas, ante las
noticias, ante los eventos. Muchas veces no queremos hacer honor a
los antecesores que nos legaron miles de años de evolución neuronal
y no buscamos brindar soluciones a los problemas que enfrentamos,
pero ¿por qué?
¿Falta
de tiempo? ¿Pereza?, ¿Indiferencia?, ¿No sabemos a quién acudir?
Bueno, todos podemos hacer algo, y con esto no digo caer en el
clásico “Fuenteovejuna” de Lope de Vega, pero sí hacer todas
esas pequeñas acciones que nos benefician a nosotros y a nuestros
conciudadanos. Empezar por conocernos, saber quiénes son nuestros
vecinos, qué podemos hacer por buscar una sociedad mejor, aspectos
básicos… pero esto fue lo que me remitió solamente de primera
entrada la puesta en escena.
Más
adelante llamó mi atención la sátira (o al menos así la presencié
yo) referente a la estética, ademanes, ¡cuántas personas actúan
así en la vida real! ¡Increíble pero cierto! Enfatizar nuestras
propias personalidades según cómo nos vemos, en cómo nos vestimos…
de nuevo las apariencias: ”soy lo que puedo comprar, soy como me
veo, soy lo que puedo aparentar, operar, en fin arreglar”… cada
vez más estamos bombardeados por una sociedad que al mejor estilo
capitalista de Smith trabaja en la venta de una imagen, de marcas y
eso es lo que estamos heredando a los niños, a los jóvenes, pero
esto va más allá, cuántos trabajos son concedidos dependiendo de
cómo nos vemos!
¿Hacemos
algo? No, porque “para qué buscan esos trabajos”, además eso es
lo “normal”, “así ha sido, no es momento de cuestionarlo”,
pero como consecuencia de estas construcciones artificiales es que
surgen un montón de personas con problemas de desórdenes
alimenticios, problemas psicológicos, etc.; aunque claro estos
aspectos son multifactoriales.
Pero
volvemos a lo mismo, todos estos son sólo pensamientos, ideas que
nos remite el haber presenciado esas imágenes teatrales, esos
diálogos, esos colores… pero es precisamente eso lo importante, el
que una obra ponga a funcionar nuestro cerebro, que no nos den un
todo dado al espectador, sino que evoque a múltiples sensaciones, en
otras palabras que nos evoque a más y quizás ese “más” según
las experiencias vividas por cada quién en el público, nos permita
actuar y me refiero actuar socialmente, transgredir eso que
simplemente “es así porque sí o porque no nos afecta”, el
actuar en la vida real, el ser seres con pertinencia social, desde lo
que nos es realmente posible y empezando por nosotros mismos.., si el
teatro nos da ese pensamiento derivado – como nos lo da el equipo
de Raíz
Teatro-,
estará brindando el mayor de los aportes, logrando el cometido por
el cual considero que fue creado por las diversas culturas y sin
lugar a dudas esta obra lo ha logrado.
Mónica
Aguilar Bonilla
Docente.
Antropóloga-Arqueóloga,
UCR
No hay comentarios.:
Publicar un comentario