Teatro del Sol de la Escuela de Artes Dramáticas.

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Por: Yenifer Sandoval Jiménez – YESAJI Arte y Movimiento

Participé en Teatro del Sol cuando estaba estudiando en la escuela de Artes Dramáticas… y para mi fue un laboratorio sobre lo que iba a realizar una vez que saliera graduada de allí…

Tuve la oportunidad de actuar, de apoyar con la escenografía, de maquillar y hasta de trabajar en luces… pero me enamoré con la producción… ahí me di cuenta de cuánto me emocionaba el trabajo detrás de, durante y después de, y hasta me enteré de la afinidad que tengo con los números para hacer magia en el escenario.

Lo vi como un trabajo, y lo vi como una práctica, me empoderó y me enseñó, hice algunas ¨movidas¨ que no fueron tan inteligentes, y otras que salieron a pura intuición. Así como lo es el teatro, así como lo es la vida. Estos espacios son valiosos para conocer y reconocerse dentro del ecosistema teatral. Acá se me permitió ser y lo mejor, se me concedieron licencias para realizarlo con total libertad y también con guías que apoyan el trabajo y te enseñan en el quehacer, en la acción y en el aquí y el ahora.

Recuerdo con nostalgia mi paso por el Teatro del Sol, con risas, y hasta con un poco de vergüenza en algunos casos, pero sobre todo evoco una época en donde la creatividad estaba en su máxima totalidad en un espacio seguro que me invitó a aprender, a practicar y a explorar un mundo completo y real, donde parecía un simulacro pero quién más estaba segura, era yo misma.