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“Que
no, no me acostumbro a esto de ver teatro en vivo por redes sociales.
Que no, no es teatro. Que no, no es
teatro. Porque el teatro es el arte del aquí y del ahora. Porque el
teatro es y está por lo que se produce en el instante: la actuación,
los
espectadores,
el
lugar,
la luz, el sonido...”
Este
pensamiento lo empecé a tener desde que inició la pandemia por el
Covid19. Me negaba a creer que se tomara como Teatro, aquello que
estaba pasando a través de una pantalla. Aún sigo sin convencerme
del hecho, sin embargo, me abrí a la oportunidad de: informarme y
formarme (participar de conversatorios – webinars - , leer mucho
sobre el tema; y por último: participar de la experiencia).
El
común denominador de los conversatorios sobre el teatro y la
virtualidad a hoy (julio 2020) es: no es teatro, es una forma de
presentarlo. Así que, por el momento quienes nos dedicamos al
teatro; seguimos sin convencernos del
todo con
esto del teatro y la virtualidad.
¡Ni
qué decir desde el área pedagógica! ¿Cómo enseñar teatro desde
lo virtual? ¿Cómo
vivir el proceso de enseñanza/aprendizaje del teatro desde lo
virtual?
(casi imposible).
Si bien es cierto que la tecnología, que las herramientas virtuales,
que
la virtualidad...
y para rematar una
pandemia; nos han llevado a esta situación; no quiere decir que
aquello es teatro. El teatro ha sobrevivido a través del tiempo
porque es esencia, es
esencial (pero esto es otro tema para próximos artículos del blog).
Y
¿qué tal mi experiencia al ser parte de esto de la virtualidad y el
teatro?, pues una experiencia bonita, nueva, retadora, llena de
aprendizaje; pero también una experiencia que me confirma que esto:
no es teatro. Es una manera de transmitir el teatro, o como lo han
mencionado atrevidamente algunas personas: una forma de teatro (yo
sigo sin convencerme).
He
tenido la oportunidad, durantes estos meses de confinamiento,
de:
1.
Dar función de mi unipersonal “¡Basta ya! Alto a la obesidad”
2.
Participar de dos lecturas interpretadas a través de Facebook Live.
3.
Ser entrevistada por una colega.
4.
“Asistir” a ver teatro a través de streaming.
5.
Participar
en una competancia de monólogos virtuales.
Así
que, bueno puedo hablar desde mi vivencia. Desde la experiencia. Con
conocimiento de causa.
Si
bien es cierto, que todas estas actividades fueron emocionantes y
divertidas, me hace pensar si esas emociones son
solo el resultado del
momento en que vivimos. Son
solo emociones resultado de
la tragedia que pasamos como humanidad y necesitamos sentirnos –
las personas de teatro – vivas, que nuestro quehacer no muere,
sentir esa vitalidad que nos produce el teatro. Sentir
que en medio del desempleo obligado, seguimos siendo productivos.
Cómo
directora e intérprete, sí he sacado el tiempo para ensayar antes
de cada presentación (mínimo tres ensayos
de dos horas para cada presentación o lectura); pero no es el mismo
tiempo que se dedica para una presentación de teatro. No es la misma
calidad de ensayo porque no tenés a tu equipo presente - ¿o sí? -
todo es muy extraño. No podés sentir su cuerpo, su voz, su
interpretación de la misma manera como si estuviéramos compartiendo
un mismo espacio...concreto...real...tangible. Todo es muy extraño.
¡Y
qué decir del momento de la presentación! Es emocionante sí, fue
emocionante. Nos sentimos felices y agradecidas; pero no es lo mismo.
Porque es en vivo, pero no. Porque es teatro, pero no. Porque te
están viendo, pero no (¿o sí?). Porque terminás y...estás sola;
detrás de una pantalla. Sin sentir al público, sin sentir la luz,
sin sentir a tus compañeras y compañeros de escena, sin sentir a tu
equipo técnico, sin sentir el aplauso y/o la burla, sin sentir las
risas y/o el llanto, sin sentir las miradas atentas y/o de
desaprobación...
¡No!,
es que es toda una tarea titánica la de nosotras las personas de teatro que
seguimos intentando realizar nuestro trabajo en estos días. Aplaudo
de pie a mis colegas tanto intérpretes como docentes. Aplaudo de pie
a las personas estudiantes de teatro que no se han dado por vencidas.
Aplaudo de pie al teatro, el arte vivo, el arte del aquí y del ahora,
el arte de la presencialidad, el arte que nos hace sentir personas
vivas. Continuaré
en otro momento compartiendo con ustedes mis pensamientos y sentires
con relación a este tema. Por el momento termino exclamando a la
vida: ¡Larga vida al teatro!
M.
Ed. Katherine LaPey Peytrequín Gómez
Directora
general y artística Raíz Teatro
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