Las
crisis siempre serán oportunidades para evolucionar. La
historia nos lo ha demostrado. El ser humano es inteligente.
La historia nos lo ha demostrado. El ser humano es bueno. La historia
nos lo ha demostrado.
En
estas semanas de aislamiento,
a las que nos ha obligado el Covid19,
he estado viendo a
través de las redes
sociales
(RRSS)
cómo el sector
cultura
es uno de los más afectados a nivel económico y laboral. Somos uno
de los sectores que más le aporta al PIB (Producto
Interno Bruto)
de
Costa
Rica,
es decir, a la economía
nacional (estamos
por
encima del sector hotelero según la última encuesta nacional de
cultura). Sin
embargo, somos uno de los sectores más invisibilizados y
más afectados con esta pandemia mundial. Particularmente nosotres,
los del sector teatral costarricense.
El
teatro es una manifestación artística de el aquí y el ahora.
No cabe duda. No tenemos chance de repetir, de cortar y volver a
iniciar o de grabar nuestro trabajo para venderlo (¿o sí?). El
espectador es esencial para que el teatro exista. No es normal ver
teatro a través de la pantalla.
Regresando
a las
RRSS, he
visto también como
se ha reventado una ola de mensajes solidarios y esperanzadores para
cuando “termine esta pandemia” donde se manifiesta la necesidad
de crecer juntos, como comunidad. Donde
se deja ver la urgencia de estar más cerca y en contacto con nuestro
sector teatral.
¿Solidaridad
o miedo? ¿Cuál de los
dos sentimientos
son los
que nos mueven en este momento, en momento de crisis? ¿Cuál de los
dos es el
que nos mueve en momentos de “tranquilidad y normalidad”? Me
gustaría
que
lo meditemos profundamente.
Esta
pandemia nos ha exigido y obligado a vaciarnos de muchas cosas que
antes nos hacían sentir seguros, estables...nos aterra la
incertidumbre, la falta de trabajo, el hambre, la enfermedad...Y en
medio de todo esto, La Vida y El Amor nos están dando la
oportunidad de ir llenando(nos) con lo esencial.
¿Qué
es lo esencial? Quizá: para algunos el disfrute del tiempo para
otros darse cuenta que existe el tiempo. Quizá para unos
la fraternidad para otros darse cuenta que existen seres humanos en
iguales condiciones que uno
(condiciones
positivas y las negativas). Quizá para
algunos lo esencial es la solidaridad para otros descubrir el
tremendo egoísmo y distanciamiento en que se ha vivido con mis
iguales.
La
Vida y El Amor, nos dan otra oportunidad en medio de tanta tristeza y
muerte. Nos dan otra oportunidad para cuidar nuestra salud,
para
valorar el
buen uso del tiempo, para
agradecer cada detalle como el de un
abrazo, una
llamada, una
visita...
¿Solidaridad
o Miedo? Porque por otra parte, las crisis sacan lo peor del ser
humano también. Este bendito Covid19 nos genera unos deseos
incontrolables de salvarnos a nosotros mismos, sin importar la otra
persona. Salimos a comprar todo el papel higiénico, todo el alcohol,
todas las mascarillas...sin pensar en los demás.
¿Será
que así nos comportamos “normalmente” en nuestro medio laboral?
¿Será que busco siempre lo mejor para mi sin importar el colega?
¿Será que me importa poco el trabajo del colega como para
recomendarlo primero
antes
de recomendarme a mi mismo? ¿Será
que me importa tan poco el trabajo del colega que ni siquiera asisto
a sus presentaciones? ¿Será que me importa tampoco el trabajo del
colega que no hago el mínimo intento para promocionarlo aunque sea
un poquito? ¿Será
que veo al colega como competencia?
Las
crisis nos vuelven maníacos también. Acaparamos, hacemos lo
imposible por no perder “mi” bienestar. Nos hace ajenos al dolor
y al sufrimiento del otro.
Como
dijo mi amigo el fraile Antonio Sandoval en su homilía de Domingo de
Resurrección: El
dolor y la muerte, son transitorios. El Amor
y La
Vida,
son quienes tienen la última palabra.
¿Solidaridad
o Miedo?
¿Este
tiempo nos ha hecho descubrir nuestras debilidades?
¿Caímos
en cuenta lo mucho que dependemos de los demás?
¿Qué
es
lo que vale
realmente la pena en esta vida?
¿Qué
es lo que hace que la vida merezca ser vivida y que nuestros
proyectos y autosuficiencias nos habían tapado los ojos para poder
ver?
Hoy
nos dimos cuenta que
muchos
colegas viven en la soledad, que que
no tenían dinero, que no tenían ahorros.
Hoy nos dimos cuenta también que debemos hacernos presentes para
ayudar a los demás, para apoyar el trabajo de los demás.
Debemos
dejar a un lado la búsqueda de atajos para conseguir el éxito
individual y construir un gremio teatral sólido, exitoso como un
todo. Debemos aprender a no aferrarnos al éxito en perjuicio de los
otres.
Abrirnos
al Amor, para que El Amor trabaje, para que El Amor nos trabaje, nos
transforme.
Como
dijo Fray Antonio también: Antes
de esta pandemia no nos dábamos cuenta pero vivíamos tristes por
nuestros egoísmos, egos e individualidades. No éramos conscientes
que la ansiedad y la obsesión eran nuestro
centro
porque no éramos capaces de encontrar el silencio, la paz, nuestro
ser…
La
vida no es fea; no lo
es. Nosotros
como sociedad la hemos ido haciendo así de
fea.
Debemos
sacudirnos de todas las acciones que nos hacían ser “muertos
vivientes” en este mundo y empezar a hacer aquellas acciones
esenciales y cotidianas que generen paz, solidaridad, luz y amor.
¿Cómo? Empezando por lo esencial, los pequeños detalles que
dejábamos a un lado por “falta de tiempo”: un beso, un abrazo,
una llamada, una reunión, una asociación de
trabajadores del teatro,
una
lucha colectiva, un
orden financiero y/o legal; entre otros detalles. La
Vida
y el Amor existen, están
en nuestro día a día, nada más debemos
no
dejar de verlos
en lo esencial.
El
ser humano es bueno en esencia. Nos merecemos esa bondad. Esta
pandemia es una ocasión para demostrar nuestra bondad. Es una
oportunidad para demostrarnos la bondad entre los seres humanos y
entre los humanos y la Madre Tierra.
Este
bendito Covid19 nos vino a mover nuestra supuesta colectividad. ¿Nos
une
la solidaridad o nos une el miedo? Que
esta crisis nos ayude a re-descubrirnos, a re-valorarnos, a
re-querernos, a re-plantearnos.
Que esta crisis vaya más allá de conciertos en balcones y reuniones
cibernéticas. Ojalá que cuando salgamos de esta nos demos cuenta de
nuestros privilegios pero también de las debilidades que tenemos
como gremio teatral y trabajemos por fortalecernos.
No
hay que tener miedo. La verdad y la bondad son los mejores machetes
para ir chapeando1
el camino. ¡FELIZ
PASCUA DE RESURRECCIÓN!
Paz y Bien.
M.
Ed. Katherine LaPey Peytrequín Gómez
Directora
General y Artística Raíz Teatro
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