José
Miguel Alfaro
seed
by EY Central America
y
abogado de Raíz Teatro
En
el ecosistema emprendedor
la competencia es un arma de doble filo. Por un lado es un aspecto
esencial para el crecimiento de una empresa, y por el otro,
representa una amenaza al éxito.
Durante
el proceso de desarrollo de una empresa,
los fundadores se van a enfrentar a la necesidad ineludible de
revelar cierta información de su negocio a efectos de lograr
establecer relaciones con inversionistas, proveedores, potenciales
clientes, colaboradores, entre otros.
Este
hecho genera una gran preocupación ya que siempre existe el temor
que alguien les “robe” la idea, la ejecute antes que ellos y como
consecuencia elimine la ventaja
competitiva
que pretende tener el emprendedor con respecto a su competencia.
Contrario a lo que se cree no es común que la gente tenga interés
en “robarse” la idea de otra persona y transformarla en un
negocio multimillonario. El
valor real de un emprendimiento no radica en la idea de negocio sino
en la ejecución de esa idea de negocio.
Un
emprendedor comparte
su idea con mucha gente a lo largo de su desarrollo. Esta práctica
permite venderles la idea a potenciales clientes, recibir
retroalimentación para aumentar su satisfacción y facilitar el
acceso a capital por parte de inversionistas, asegurando una mejor
recepción al momento del lanzamiento al mercado.
Es
crucial poder desarrollar un olfato para identificar el tipo de
persona a la que se le está compartiendo su idea. No todas las
personas a las que se le habla de la idea de negocio necesitan el
mismo grado de detalle. Es importante siempre describir ampliamente
el problema que se pretende solucionar o la necesidad que su idea o
producto pretende satisfacer. Pero no todas las personas deben
conocer su “ingrediente especial” que da una ventaja competitiva
a su negocio.
En
este sentido existen tres reglas
esenciales para los emprendedores:
- Evite revelar más detalles de los necesarios.
Si
está presentando la idea a clientes potenciales, dé únicamente los
detalles necesarios para que el cliente entienda como su producto o
servicio viene a suplirle una necesidad hasta entonces insatisfecha.
No es necesario compartir cada detalle sobre su funcionamiento. Si
está hablando con potenciales inversionistas, comparta un poco más
de detalle. Ellos van a necesitar más información antes de decidir
asumir un riesgo financiero invirtiendo en el emprendimiento. Sin
embargo, para esto preste atención a la segunda regla.
- Haga una “debida diligencia” antes de revelar a inversionistas información sensitiva sobre su idea y protéjase con un Acuerdo de Confidencialidad y No Divulgación.
Hoy
es fácil investigar sobre la reputación que tiene un inversionista
entre sus socios previos y corroborar que esa persona tenga una buena
ética
en los negocios antes de decidir involucrarlo en su negocio. Además,
después de cierto punto en las tratativas iniciales, un acuerdo de
confidencialidad
y no divulgación nunca cae mal. Aunque sabemos de los problemas de
ejecución de estos contratos, lo cierto es que son importantes -y
hasta estándar- cuando ya las conversaciones se tornan serias y el
tercero requiera acceso a ese “ingrediente especial”.
El
momento de lanzamiento es de los puntos más críticos de todo
emprendimiento. Ningún producto o servicio
es perfecto antes de salir a mercado.
Una vez que el desarrollo principal esté listo, láncelo. No haga
publicidad
antes de tiempo, pero lance rápidamente. Luego del lanzamiento va
tener la mejor retroalimentación del mundo, la de los usuarios o
clientes.
En
conclusión, es importante compartir su idea con la mayor cantidad de
gente posible. Esta práctica le abrirá muchas puertas y le aportará
datos sumamente importantes para el desarrollo de su emprendimiento.
Sea cauteloso a la hora de desarrollar su emprendimiento pero siempre
teniendo en mente lo siguiente: una buena idea por si misma no vale
nada; lo que importa es su buena ejecución
No hay comentarios.:
Publicar un comentario