Soy
franciscana.
Por opción y convicción. A los pocos años de salir del colegio
conocí a San
Francisco de Asís
y me cautivó su carisma,
su forma de ser, su esencia. Lo conocí a través de los Frailes
Menores Conventuales.
Hace
20 años tuve la maravillosa oportunidad de vivir varios días en la
tierra del Poverello – como le llamaban a Francisco -; Asís,
Italia. Recuerdo perfectamente la sensación que tuve cuando leí:
“Ciudad gemela de Belén”, a la entrada de aquel pueblo. Y
recuerdo aún más mi sensación de éxtasis cuando bajé las gradas
de la Basílica Inferior de San Francisco y llegué a su tumba. Ahí,
estaban sus restos. Los restos del santo alegre,
del santo pobre, del santo amigo de los pequeños,
del santo irreverente, del santo controversial, el
santo de la fraternidad. Hablando de fraternidad, algo que
también me estremeció el corazón fue que alrededor de su tumba,
estaban las tumbas de sus mejores amigos, de sus hermanos frailes más
cercanos.
San
Francisco de Asís es un santo loco, sencillo, alegre y artista. Cada
vez que estudiaba más y más su vida, sus escritos; me daba cuenta
de la alegría del Evangelio y de la
importancia/fortaleza de la fraternidad. Francisco no
pretendía ni llegar a ser santo, ni formar una comunidad, ni que lo
recordaran por siempre jamás; pero en medio de sus actos se fue
ganando todo esto.
Muchas
veces, es (mal) referenciado como “el santo que le habla a los
animales”. A pesar de que nunca habló con los animales sí tenía
especial amor por todas las criaturas; especialmente las más
pequeñas. Todas las criaturas eran imagen y reflejo del Buen
Dios, quizá por eso se acercaba tanto a los animales, a la
naturaleza y a las personas más desprotegidas de su época.
Poeta,
cantante, actor, escultor y quizá hasta pintor.
Francisco siempre pretendía demostrar el amor y la alegría del
Evangelio en todo lo que hacía. Creaba y recitaba textos hermosos,
textos de alabanza, de agradecimiento, de repudio, de crítica
social. Cantaba por las calles, solo (por eso el apodo “el loco de
Asís”), le encantaba cantar (aunque lo hiciera mal). Actor innato,
él hacía mucho más de lo que decía. No era un predicador, pero sí
un actor. Le encantaba representar las emociones y situaciones del
momento, por ejemplo:
- Despojo ante su padre. Ante el Obispo y su padre, Pedro Bernardone, se desnuda cuando decide dejar la casa de su padre. Se desnuda frente a ellos y frente a todo el pueblo y dijo: de ahora en adelante solamente llamaré Padre al que está en el cielo. Gran actitud, no solo de rebeldía sino de valentía: decidió dejar sus comodidades para entregarse a lo esencial.
- La Navidad en Greccio. Para celebrar la Nuchebuena recrea el nacimiento de Jesús. Sí, hace toda la producción: escenografía, actores, luces, texto. De hecho, aquí nació la tradición de hacer pesebres.
- Los ladrones y el violín. Para alejar a unos ladrones que se acercaban a él, agarró dos ramas secas e hizo el ademán de tocarlas cual violín y cantaba. Los ladrones, ni se le acercaron.
¿Cómo
no ser franciscana?
Si
por opción y convicción amo e intento vivir ese carisma día a día.
Ergo, se refleja en todo lo que hago.
¿Cómo
no ser franciscana?
Si
en Raíz Teatro vivo la fraternidad. Si en Raíz Teatro también vivo
el Evangelio. Un Evangelio vivo que nos invita a pensar en los demás,
que nos invita a ser solidarios, críticos de nuestra sociedad,
alegres, artistas, personas agradecidas.
Dentro
de los valores de nuestra compañía Raíz Teatro está La
Fraternidad. Porque sí, como directora general, me doy a la tarea de
que todos reconozcamos lo importante de sentir el valor y la
necesidad de contar con el otro/a para nuestro quehacer. Además de
generar un ambiente fraterno para creer, crear y crecer como
profesionales y como hermanos.
Sí,
el franciscanismo se vive en Raíz Teatro. No pretendo adoctrinar;
pero la experiencia me ha demostrado que con mi fe, mis acciones y
mis amigos franciscanos; quienes se han vinculado a Raíz Teatro por
primera vez, terminan conociendo a San Francisco y sobretodo, a una
iglesia humana, alegre y de acción.
Además,
el lugar donde ensayamos, el cual es nuestra casa desde hace 10 años;
es franciscano. Es una de las casas de los Frailes Menores
Conventuales.
¡Quiero
una Compañía Raíz Teatro alegre, fraterna, solidaria, agradecida,
apasionada, honesta, responsable y que respete a todos los seres
vivos, como lo hizo San Francisco de Asís, como vivió el Evangelio
en su día a día!
Katherine LaPey Peytrequín Gómez
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