miércoles, 6 de febrero de 2019

La vida de los actores y actrices


Para nuestro espectáculo Viajemos en Comedia (2013-2014), escribimos un unipersonal para contar un poco sobre la vida de nosotros los intérpretes del teatro. Hoy quiero compartirlo (un poco retocado) para reflexionar, reír, dialogar… sobre nuestras realidades. Aquí el unipersonal (interpretado por una actriz):

La vida de los actores y actrices; intérpretes; a diferencia de lo que pueden pensar muchos es muy sacrificada. Por ejemplo, ¿Cuántos de nosotros hemos sido “soyla” en los espectáculos?. Quizá ingresamos a la universidad, a la Escuela de Teatro, soñando con interpretar los mejores personajes de la dramaturgia universal; sin embargo, muchas veces (sino es que siempre) interpretamos el hermoso personaje pero también nos toca andar moviendo cajas y escenografía durante el espectáculo. Nos toca barrer, pintar, coser (y cocer); de todo.
Si los padres de alguna de nuestras intérpretes están entre el público quizá estén diciendo: “¡Ay gordo! y yo que quería que estudiara medicina”. Pero no señora, su hija se hizo actriz. Vean la dualidad a la que estamos expuestos los actores. Ahora ustedes no saben si la actriz es realmente la tramoyista o si la tramoyista está haciendo de actriz. El público queda tan confundido que no sabe si aplaudir o recomendarlas a mudanzas mundiales. O las dos cosas.
Casi todos los intérpretes tenemos dos trabajos. Yo por ejemplo soy farmacéutica y payasa para fiestas de niños. La Doctora Pastillita. Y me iba muy bien… hasta que un día me levante muy atormentada y llegue a la farmacia vestida de payasa. A los clientes no les pareció gracioso. Pero, ¿Qué iba a hacer? No podía devolverme a casa...
Las Giras. Cuando las personas ven a algún ejecutivo de gira dicen: “Vea, la compañía le da viáticos” pero cuando es un grupo de teatro el que está de gira dicen: “Vi-a-ticos en compañía”. Los intérpretes nos pasamos la vida trabajando y pasando trabajo en la vida. Y todo al mismo tiempo. Lo bueno es que te van entrenando desde la Escuela de Teatro. Hubo una época en que la Escuela de Dramáticas y la Facultad de Artes quedaban como a unos 600 metros de distancia. Cuando teníamos que ir de un lugar a otro al menos unas tres veces calculen la caminada… son kilómetros de “volada de pata”. Ya en el tercer viaje uno sentía que le gritaban: “Póngale romero, ya casi llega a Tres Ríos”. Y ojalá una cargando sólo una carterita o un bultico Jeansport chiquitillo con un cuaderno y un lápiz… jajajaja ¡No! en ese bulto además del cuaderno y el lápiz van: dos mudadas de ropa, el vestuario del personaje o los personajes, escenografía, utilería, zapatos, libros, el almuerzo, cosas de aseo… los intérpretes llevamos un casillero en la espalda. ¡Ah! y en una mano un buen café, porque si no, ¿quien aguanta? En la otra mano el texto que nos vamos aprendiendo mientras nos desplazamos.
Yo no me quiero acordar cuando a un director se le ocurrió que mi personaje saliera de un estañón. ¡Los viajes que yo di con aquel estañón en la espalda! Y en una mano el café, en la otra el texto, el bulto con todas las cosas y estañón en la espalda… Y ¿Los días de lluvias? Se vuelve todo un arte cargar todo aquello y además un paraguas o sombrilla. Cuando mas ofuscada va una repleta de chunches... de repente aparece alguien de la nada y pretende que agarrés un volante. Una lo mira procurando conservar la cordura y le dice “¿Con cuál mano mae?” En ese momento lo único que una puede hacer es gritar: ¡Sangre, sangre!
Les voy a contar algo que de seguro les resulta más familiar…
Fiesta, música, la gente de un lado a otro con su trago, saludándose. Por allá, un grupito y alguien levanta la mano y te dice: ¿Qué me dice mae? Lléguele, venga. Juepucha mae, ¡Cuánto tiempo! Esta mae fue compa mía en el cole”. Una saluda al grupo y sigue la “conversación”: Mae y ¿Usted que hizo?” Yo. Estudié teatro en la U. Otro: “No mae, en serio, esta mae siempre está en un puro chingue”. Yo: Estudié teatro. Otro: Ah! (Tienen que ver esa cara, es como si le hubiera dicho: Tengo sólo una teta. Ah!!!) Luego salta otro jetas que quiere congraciarse y dice: Cuando yo era chiquitillo hice teatro, mae; y en el cole salía en todas la obras. Yo actué en esa del mae que salva al pueblo. Mae se lo juro, yo siempre quise estudiar teatro”. ¿De verdad? Después otro por allá, bien sarcástico (el hijo de alguna madre descarriada) dice: ¿Pero mae no se mueren de hambre?” Bueno hasta ahora yo no he ido al funeral de algún colega que haya muerto por inanición. Insiste: Mae y ¿De que viven? De los chivos… ¿y quién los ordeña?” Esta es la parte en la que yo respiro… debo aplicar todas las técnicas de respiración conocidas en menos de 5 segundos para mantenerme ecuánime. Al final, la gente no tiene una pinche idea de cómo funciona la vida del teatro. Pero una aprende, ahora cada vez que me preguntan “qué estudié”, digo que estoy en el ultimo cuatri de administración, luego me voy al baño y ciao.
Lo peor es cuando la fiesta es familiar y no falta una tía que te diga: “Diay pero ¿usted no estudió teatros? ¿Por qué no hace algo?” Una solo la mira y regresa al baño.
Los problemas para los actores comienzan en la casa, cuando le decís a tus padres que querés ser Julieta. Ahí empieza a armarse el desorden. Porque ellos quieren hacerte médico a palos, pero maldito Morphy. Una se mantiene firme porque los árboles mueren de pie aunque ellos sean como los ciegos. Y es ahí donde comienza el viaje de una largo día hacia la noche. Te sentís cornudo y apaleado, y terminás durmiendo en la casa de Bernarda Alba, que es como una casa de muñecas donde no corre una gota de aire frío y no tenés idea qué meter dentro de la olla. Consiente sobre el daño que hace el tabaco, te sentás a fumar. Esperando que pase un tranvía llamado deseo que te lleve a despejar al jardín de los cerezos o a un lugar más divertido donde viven las alegres comadres de Windsor y donde no te sintás como Prometeo, encadenado; y podás disfrutar con cualquiera de las tres hermanas o con el Tío Vania, dependiendo de los gustos de cada quien, porque hay algunos que le gustan los hombres en escabeche o alguna fierecilla domada o una medea material o alguna ramera respetuosa.
Nada de eso importa ahora, porque esta noche se improvisa la comedia y así que pasen 5 años lograré ganarme el respeto del público y seguiré mi sueño de ser intérprete, aunque tenga que enfrentar la guerra como consecuencia.
Unipersonal de nuestro montaje “Viajemos en Comedia” de Raíz Teatro (2012)



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