miércoles, 10 de noviembre de 2021

De ficción a ficción (dramaturgia de ACQ3)

 



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No se puede gobernar con la pura coerción, hacen falta fuerzas ficticias”

Paul Valéry

Estamos en el 2021, y aunque la pandemia no afloja, las vacunas ya parecen pintar una luz al final del túnel. Aún no se sabe si es la luz del sol o de un incendio de proporciones postapocalípticas, lo importante es que vamos para adelante, cronológicamente hablando, y que la patria cumpleaños 200 años. ¿Y qué significa eso? ¿Nos van a dar más feriados? ¿La sele va a dejar de perder? ¿Van a terminar la circunvalación? ¿Las esferas de piedra van a comenzar a levitar demostrando que todo lo que dicen en “alienígenas ancestrales” es cierto?

Pues no, es solo una fecha, pero quizá esta sea una buena excusa para hablar de la patria… y admito que ese fue el pensamiento de medio mundo así que ACQ3 “Con todo respeto” se suma a la lista de estrenos teatrales que le entran al tema. Por suerte el asunto es amplio y digno de discusión; ya que ideas como: “Patria” “Nación” o “Costa Rica” no solo se lo dan de grandes sino de complejos. Así que sin hacerles “spoilers” de la obra, les puedo contar un poco de cómo, desde la dramaturgia, acepte la invitación de LaPey para entrarle al asunto.

Comencemos con dos preguntas en apariencias sencillas ¿A que nos referimos con patria? Y en consecuencia ¿Cuál es la nuestra?

La patria es básicamente donde se nace, que en la mayoría de los casos y fuera de circunstancias atípicas, sería en un país; o como le llama el sociólogo Zygmunt Bauman: un estado-nación… No voy a definir estos conceptos (abajo dejo algunas recomendaciones de lectura) pero si lo fuéramos a resumir diríamos que (estado-nación) son una especie de “ficción colectiva”

La receta va así: se crean fronteras en un territorio, se le da un nombre a este espacio delimitado (Costa Rica) un adjetivo particular a las personas que nacen en este espacio (costarricenses), se crea una figura administrativa y representativa (gobierno) que crea una base legal para regular las interacciones dentro de sus fronteras (Constitución) para al final, lograr un reconocimiento de otros países y organizaciones internacionales. Visto así suena más a un asunto legal que ficticio, pero es el consenso colectivo lo que le da validez a las leyes. Ninguna base de legalidad se sostiene si no logramos alimentar la ficción de que nacer acá nos vincula a esta gran invención que llamamos País.

Ahora, el asunto se pone interesante con la segunda pregunta “¿Cuál es nuestra patria?” ya sé que la respuesta obvia es Costa Rica, duh, pero si acordamos que esta es una ficción ahora toca verla en esos términos, o sea, que nos podemos hacer preguntas como: ¿Cuál es nuestra ficción?, ¿Cómo se transmite?, ¿Quién la cuenta? Y ¿Cómo entra a dialogar con la “realidad”?

De entrada, y porque ya me olía la ansiedad que se venia ante lo complicado de abarcar esas preguntas, nos pusimos una regla, hablar del pasado, el presente y el posible futuro, creando una estructura obvia, pero que ordenara la avalancha de información que estuvimos recopilando y discutiendo durante la etapa previa a la escritura. ¿El resultado? Una larga lista de reflexiones e inquietudes muy interesantes, pero que no tenía ni idea de cómo llevar a escena.

Cuando el dramaturgo argentino Mauricio Kartun señala que la verdadera escritura solo se da a partir de una imagen (unidad primaria de la imaginación) no podría estar más de acuerdo. Ya que un cúmulo de ideas sueltas te pueden dar para un ensayo pero es la imagen la que le habla a todos los sentidos y es la que uno necesita para estar aporreando teclas toda la noche. Por suerte Kartun reconoce que esa imagen no es producto de la genialidad del escritor, dios sabe que si fuera así no escribiría teatro, sino que puede surgir de cualquier lado y en mi caso es la conversación entre mi madre y una prima la que me viene a salvar. Básicamente mi prima se estaba lamentando sobre como por culpa de la Covid-19 se había suspendido la banda de la escuela y los actos cívicos ahora solo eran virtuales, en muchos casos sin participación de los estudiantes.

En su momento no le di mucha importancia, hasta que al rato empecé a masticar la situación y, porque a mí las imágenes se me dan más como chistes que como revelaciones poéticas, imaginé a tres profesores de una escuela decadente tratando de descifrar que hacer para el acto cívico del 15 de septiembre, sabiendo que los estudiantes no pueden participar y a ellos les corresponderá asumir todos los roles del acto cívico. ¿Qué mayor creador y preservador de la ficción nacional que un acto cívico? ¿Qué mejores personajes para afrontar lo conflictivo del presente y lo angustiante del futuro que las personas encargadas de educar a las personas que construirán ese futuro?

Para ser honesto es probable que existan mejores respuestas a estas preguntas, pero nos estábamos quedando sin tiempo y tenía que comenzar a escribir el texto o no me iba a dar tiempo. Aun así, esta imagen nos ha permitido jugar, cuestionarnos y explorar un tema que no deberíamos abarcar solo cada 200 años. Lo demás del proceso de escritura es Estefan sentado frente a la computadora y luchando con su impulso procrastinador que por lo general termina en armar rompecabezas en línea.


Estefan Esquivel Valverde

Dramaturgo y Actor



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En busca de lo político
Extraños tocando a la puerta
Todas de Zygmunt Bauman


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