miércoles, 12 de junio de 2019

Síndrome Post-Estreno





Nunca he escuchado el término “Síndrome post-estreno”, ergo, no sé si ya ha sido mencionado o visibilizado como tal; pero sí creo firmemente que existe.

Parto de uno de los significados de síndrome que da el Diccionario de la Lengua Española: Conjunto de síntomas característicos de una enfermedad o un estado determinado; y es así, como puedo asegurar que luego de tener un estreno teatral - cuando “todo se acabó” -, se tienen síntomas.

A ver, particularmente, nuestros procesos de Raíz Teatro duran entre 6-8 meses (de dos a cuatro días a la semana, tres a cinco horas diarias) antes de estrenar. Como “estreno” se entenderá a los fines de semana que estuvimos por primera vez en funciones (que van de 2-4 fines de semana) frente a un público desconocido.

Así, que con esta información, hablaré desde mi y desde mi Raíz sobre el síndrome post-estreno. Eso sí, muy rápido y por encima, porque existen muchos más síntomas y detalles que no menciono en esta nota.

A ver, luego de estar “juntos” como equipo de trabajo en Raíz Teatro, durante casi 9 meses compartiendo: opiniones, impulsos, enfermedades, sueños, molestias, alegrías, dudas, éxtasis, tristezas, sudor, lágrimas, sueño/cansancio, contracturas, pérdidas y nostalgias, risas y amor; entre otras muchas situaciones más; es evidente que se crean conexiones/vínculos importantes entre los seres humanos que somos. Además, llegar a ensayar luego de estar en nuestros otros trabajos en horario diurno (porque en Raíz todos tenemos al menos dos profesiones) para seguir trabajando en horario nocturno y además, el traslado de y hacia nuestro nuestro lugar de ensayo/casas (que todo tico sabe lo que esto significa: entre una y dos horas “de viaje”); es una tarea titánica que no cualquier ser humano soporta.

Cuando se hace teatro, se hace humanidad. Somos seres humanos trabajando como cualquier otro ser humano que trabaja, con la gran diferencia que además de trabajar con nuestro cuerpo y mente; también trabajamos con nuestras emociones y demonios.

Así que luego de pasar por una montaña rusa de emociones intensas durante 9 meses de ensayos y preparación; nos ponemos frente a las luces y a los espectadores para seguir despellejándonos el alma y mostrar nuestro trabajo en cada función.

Y luego que se acaban las funciones...vacío, silencio, quietud, “tiempo libre”…

Los días luego de un estreno son un vacío inmenso donde mi cuerpo y mi mente se sienten perdidos. Un vacío que me genera ansiedad porque aún no he bajado la adrenalina de despellejarme el alma frente a los demás.

Y es que, esta adrenalina no baja de golpe. Una como intérprete (y como directora) debe despellejar su alma frente a ojos diversos, ojos fijos, ojos incrédulos, ojos críticos, ojos y almas como los míos. Y esa adrenalina no se acaba con en el aplauso. En mi mente de intérprete (y directora) sigo pensando: Lo habré hecho bien? ¿Es esto lo que quería hacer? ¿Estoy dando lo mejor de mi? ¿A lo mejor y no me estoy dando a entender?, entre otras millones de incógnitas.

Síntoma de vacío. Síntoma de silencio. Silencio interno y externo. Luego de estrenar ya no estoy escuchando la voz de mi directora, de mis compañeros de escena, de los diseñadores, de la dramaturga, de mis entrenadores; hay silencio. Silencio puro. Hay silencio en mi alrededor, pero también silencio adentro. Mi silencio. Mi silencio que me hace meditar y reflexionar, que me ayuda a tomar decisiones. Un silencio activo.

Síntoma de vacío. Síntoma de silencio. Síntoma de quietud que se parece a los otros dos pero que tiene que ver particularmente con mi cuerpo. Un cuerpo que en ensayos y funciones debe estar entrenado para estar aquí y ahora para comunicar algo. No es sencillo ese estado. Un cuerpo alerta, atento, creativo, activo y proactivo. Y luego del estreno, quietud. Quizá esta quietud solo dure unos días o meses; pero es un síntoma bien raro porque nuestro cuerpo y nuestra mente estuvieron casi 10 meses en movilidad pura.

Síntoma de vacío. Síntoma de silencio. Síntoma de quietud. Síntoma de “tiempo libre”. El tiempo libre es un privilegio que muchos no sabemos valorar. Para algunos de hecho, es signo de vagabundería y “falta de trabajo”. El tiempo libre es justo y necesario; para seguir, para recargar baterías, para tomar decisiones. Este síntoma del tiempo libre es el que más me inquieta porque de repente me veo en mi casa: tranquila, descansada y ¡con tiempo! Tiempo que durante el proceso de ensayos, no tenía. Tiempo que no tenía para: tomar café con mi mamá, salir a caminar con mi papá, ir al banco, ir a comprarme algo, leer, pintarme las uñas, visitar a mis amigos, para descansar; tiempo para lo esencial. Es tan importante el tiempo, también para lo esencial.

Y quizá no es que sea demasiado el tiempo libre que me queda luego de un estreno. Pero sí el suficiente para hacer una pausa y decir: “llévela suave Pey, hay cosas que se deben disfrutar con tiempo”. Amo lo que hago, le dedico mi tiempo al 100% pero también debo recordarme que necesito tiempo para mi, para la mujer.

El vacío, el silencio, la quietud y el tiempo libre son algunos de estos síntomas de lo que he llamado Síndrome post-estreno; habrán más, ustedes me dirán...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La pandemia del sector cultura

  Seguinos por: https://www.facebook.com/raizteatro/ https://www.instagram.com/raizteatro www.raizteatro.com https://raizteatro.b...